2 huevos
175 g de azúcar
80 ml de leche
80 ml de aceite de oliva
50 ml de anís
Ralladura de un limón
400 g de harina
8 g de levadura Royal
Para rebozar:
Azúcar
Para freírlas:
Aceite de girasol
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Elaboración:
Batimos los huevos con el azúcar y vamos añadiendo la leche, el aceite y el anís. Agregaremos la harina con la levadura poco a poco y mezclamos bien. Debe quedar una masa compacta pero tirando a blanda y ligeramente pegajosa. Después hacemos una bola con la masa, la envolvemos en papel film y dejamos que repose en el frigo un par de horas.
Pasado el tiempo de reposo de la masa, ponemos al fuego una sartén con abundante aceite de girasol y en ella vamos a freír las rosquillas. Un truco para aromatizar el aceite es freír una tira larga de cáscara de limón a baja temperatura.
Pasamos a hacer las rosquillas. Ponemos papel vegetal sobre la encimera, un poquito engrasado. Nos ponemos también un poquito de aceite en las manos para que no se nos peque la masa.
Hacemos churritos de masa y las unimos por los extremos.
Sacamos las cáscaras de limón del aceite y freímos las rosquillas, teniendo mucho cuidado de que no se quemen. Para ello, el aceite que tenemos en la sartén lo ponemos a fuego medio sin que llegue a humear y freímos en tandas de no más de 6 rosquillas, para que no se enfríe mucho el aceite. Tampoco os asustéis si caen al fondo, vuelven a subir, pues con la temperatura engordan un poco.
Cuando estén doraditas por ambos lados, las colocamos sobre papel de cocina absorbente para eliminar el exceso de aceite y seguidamente las pasamos por el azúcar. Yo las prefiero sin canela, de ese modo el anís de la rosquilla se nota mucho más. Y listas..están de rechupete.