Tenía muchas ganas de hacer esta receta.
Es una receta muy antigua de una vecina de mi madre. Unos rosquillos de los que al probarlos te lleva a tu infancia. A tardes de vecina cocinando y guardando los rosquillos para regalar o para días posteriores.
Una receta a la antigua, de las tradicionales de nuestra gastronomía, sin aparatos eléctricos, y con medidas de antes..unas medidas que siempre me traen de cabeza. Sobre todo la famosa frase: "harina, la que admita".
Hablaba con mi hermana por teléfono hace unos días sobre una receta de rosquillas que había hecho y que encontré por internet. Le contaba que no había salido como esperaba, aunque le resultado final no era del todo malo.
Y ella me recordó los rosquillos de Inés. Me dijo que ella tenía guardada la receta original.
Y cuando la encontró, no me lo pensé un momento y le dije: Este sábado los hacemos.
Y los hemos hecho. Nos pusimos mano a mano los tres hermanos, Toni, Estrella y yo para entre risas y con cierta impaciencia para terminar, elaborar un paso a paso de este dulce tan tradicional y rico.
Como es lógico, no podíamos hacer la receta sin más. Había que pesar y fotografiar cada paso para poder ponerlo en el blog. Vicios de bloguera.. Además asi aprovechaba para el reto del #díadeldulcetypicalspanish
Pero bueno, así os puedo "traducir" las cantidades, pues como podéis ver en la receta original están puestas tal y como se hacía antes, cuando no había básculas de cocina.
Pasaros por instagram para ver todas las recetas que con el hastag #díadeldulcetypicalspanish vais a encontraros lo mejorcito de la repostería española.
INGREDIENTES: (Para unos 50 rosquillos)
3 huevos
100 ml de aceite de oliva
150 ml de zumo de limón
Piel de medio limón sin nada de blanco
200 gr de azúcar + azúcar para rebozar (la cantidad que se necesite)
1 cucharadita de ajonjolí (sésamo)
1 cucharadita de matalauva (semillas de anís)
3 cucharaditas de bicarbonato
1 cucharada de canela
700 gr de harina de trigo
PREPARACIÓN:
Calentamos el aceite con la piel de limón, el ajonjolí y la matalauva hasta que la piel del limón se arrugue. Retiramos del fuego y dejamos enfriar.
Mientras batimos las claras a punto de nieve y reservamos.
Batimos las yemas con el azúcar y le vamos agregando el zumo de limón.
Añadimos el aceite ya frío y mezclamos bien.
Incorporamos la canela y el bicarbonato, veréis como reacciona con el zumo de limón y la masa crece.
Ahora vamos echando la harina poco a poco y mezclando bien con una cuchara de madera hasta que no podáis seguir con la cuchara y la masa se pueda poner sobre la encimera enharinada y amasamos a mano. Notareis que la masa está lista cuando no se pegue a las mano, o se pegue ligeramente pero se pueda manejar bien.
Entonces cogemos porciones con la mano, no muy grandes. Amasamos haciendo una bolita y con el dedo índice le abrimos un agujero en el centro. La hacemos "girar" en el dedo hasta formar un rosquillo.
Ponemos abundante aceite a calentar y sin que llegue a humear freímos los rosquillos dando la vuelta cuando los veamos dorados por un lado.
Nada más salir de la sartén los emborrizamos de azúcar. Esto hay que hacerlo rápidamente pues los rosquillos no salen nada aceitosos y cuesta que la azúcar se pegue.
Esta es la receta original.
Freímos el aceite con la cáscara de limón, el ajonjolí y la matalauva.
Separamos las claras.
Las montamos a punto de nieve y las reservamos.
Batimos las yemas con el azúcar y le vamos añadiendo el zumo de limón.
Agregamos también el aceite frío. Mezclamos.
Añadimos la canela y el bicarbonato. Veréis que la masa crece por la reacción del bicarbonato.
Crece considerablemente, ¿veis?
Ahora incorporamos las claras montadas.
Y empezamos a añadir la harina. vamos añadiendo hasta que conseguir una masa que no se pegue.
Entonces la sacamos a la encimera y terminamos de amasar a mano.
Hacemos los rosquillos y los freímos.
Y los pasamos rápidamente por azúcar.
Y ya tenemos la merienda lista. ¿Os apetecen?