Hoy toca receta sencilla y riquísima. Un entrante o aperitivo, o para una cena con la familia, rápido y muy sencillo
Para unos 30 saladitos aproximadamente:
Una lámina de hojaldre con mantequilla. Hay quien los estira, pero a mí me gusta que las capas de hojaldre tengan mucho aire entre ellas, así que no o hago.
Sobrasada ibérica, como 150 g
Miel
Un huevo batido
Es que no se necesita nada más. Pues bien, tomamos una lámina de hojaldre y lo cortamos en tres partes transversalmente. En el centro de cada porción, colocamos un hilo de sobrasada. Podemos aplicarlo con las manos o con un manga pastelera y lo chafamos un poco con los dedos.
Sobre ella ponemos un hilo de miel. En uno de los extremos, a todo lo largo de la lámina de hojaldre, untamos con huevo batido. Plegamos la otra lámina sobre la sobrasada y cerramos con la parte que hemos untado. Ahora podemos hacer dos cosas, colocarlos con el cierre hacia abajo o hacia arriba. A mí me gusta hacia arriba, porque toma esa forma abierta, como si fuera un caracol. Pintamos con huevo por encima.
Dividimos en porciones de unos dos dedos, dando un corte seco, para que selle algo el hojaldre y no se escape el contenido. Tampoco hay que romper la tabla del golpe y los colocamos en la placa de horno. Cuidado de no juntarlos mucho, porque crecen. A 200ºC, sin ventilador, entre 7 y 10 minutos. Retirar cuando veáis que han dorado y listo. Dejad enfriar para que el hojaldre quede más crujiente.
Muy, muy fácil, y muy, muy rico. Hay días y temporadas, que se nos pueden hacer muy cuesta arriba, pero aun así “Sed muy felices, si o si”, no hay opción.