Hoy traigo un aperitivo muy rico: scones de queso. Son pequeños panecillos de queso, que quedan estupendos para picotear o combinar con otros aperitivos y utilizar como cena. Ahora mismo, mientras escribo esto se me hace la boca agua imaginándome un platito con los scones de queso aun templaditos y un cuenco de aceitunas y otro con un tomate troceado con una pizca de sal… ¡ahh! ¡¡Que rico!!
La receta (de la web Tastemade) la tenía en espera para publicarla desde hace meses, pero nunca encontraba el momento oportuno.
La verdad es que estos panecillos duran poco tiempo con la textura idónea (corteza ligeramente crujiente e interior suave y esponjoso). Al día siguiente, aunque siguen muy ricos de sabor, la textura es algo más densa, igual que sucede con casi cualquier pan. Yo lo he solucionado preparando una cantidad suficiente para obtener 16 scones de queso pequeñitos (de unos 6 cm) y que se puedan preparar y terminar en el mismo día.
Scones de queso
Prep: 15-20 min Horno: 15-20 min 16 unidades Dificultad: Baja
Ingredientes:
250 gr de harina leudante*
70 gr mantequilla
100 gr queso rallado (parmesano o queso duro y curado/semicurado)
1 huevo
Leche (120 ml aprox)
Especias: albahaca, orégano y sal
Elaboración:
En un recipiente mezclar la harina y la mantequilla con los dedos hasta obtener una textura arenosa o aterronada. Añadir el huevo, las especias y el queso. Mezclar con las manos. Incorporar poco a poco la leche para facilitar la integración de todos los ingredientes (sólo añadir tanta leche como sea necesaria. No es necesario añadirla toda, la cantidad indicada en los ingredientes es aproximada).
Pasar la mezcla a la encimera y amasar hasta obtener una masa homogénea, manejable y no demasiado dura. Dividir en dos porciones iguales. Hacer una bola con cada porción y aplastarlas con las manos o con ayuda de un rodillo hasta obtener un disco de unos 12 cm de diámetro y 1,5-2 cm de espesor. Cortar cada rodaja en 8 porciones.
Colocar las porciones en una bandeja de horno (forrada con papel de hornear). Conservar al menos 1 hora en el frigorífico. Hornear 15-20 minutos a 180ºC o hasta que estén dorados.
Notas:
Si tenéis prisa os podéis saltar el paso del frigorífico y los scones os deberían bien. (Yo los he hecho así alguna vez y me han salido igual de bien que con el periodo de refrigeración, aunque supongo que depende del tipo de queso utilizado)
Los scones se pueden pintar con leche antes de hornearlos. Yo no lo hago y aún así se obtiene un color dorado bonito.