Lo bueno de hacer viajes es que te traes nuevos productos y recetas. De México me traje frijoles, chile de árbol y mole. Hoy os dejo la primera receta que he hecho rememorando las vacaciones. Es simple y deliciosa, y no pica! Es la misma sopa que comimos el día de la primera excursión, en aquel "chambao" ennegrecido por el humo del fuego a tierra en el que nos hicieron la comida. Allí fue donde Arturo nos enseñó a cómo comer el picante para que pase de un suplicio a una delicia.
Pero no me enrollo más, os dejo la receta y vosotros/as decidís si merece la pena o no.
Ingredientes:
Frijoles (yo lo mido echándolos en un plato, y pongo un plato por comensal=
1 cebolla
1 cebolla tierna
1 zanahoria
Perejil
1 lima
Agua, sal
Preparación:
La noche de antes ponemos los frijoles a remojo.
Ponemos agua en el fuego, agregamos la zanahoria y la cebolla, no hace falta que hagáis fuego a tierra, con la cocina normal sirve ;-), cuando empiece a hervir, echamos los frijoles escurridos y dejamos que hiervan hasta que estén tiernos. Un ratito antes de apagarlos echar la sal.
Picamos la cebolla tierna y el perejil. Cortamos la lima a cuartos.
Servimos los frijoles en un plato, echando bastante caldo. Incorporamos la cebolla y el perejil picado. Exprimimos ligeramente la lima y metemos el trocito dentro de la sopa.
A comer!!!!
Notas:
Podéis acompañarla de unas tortillas de maíz, una salsa picante de tomate, cebolla tierna y chile de árbol y algo de carne a la plancha (pollo o ternera).