¡Como pasa el tiempo! Es una expresión que usamos a menudo sin pararnos a pensar lo efímero que es todo.
El tiempo vuela para todo, ya sean circunstancias buenas o menos buenas. Pero la realidad es que cuando lo pasamos bien es mucho más rápido ¿verdad?
Eso es lo que me ha pasado con el blog, hoy hace tres años que comencé con él, sin la más mínima esperanza de que funcionase o me leyera más gente que la que me conoce en persona. Sin embargo, en todo este tiempo me he afianzado en este proyecto y me he hecho un huequito pequeño en el mundo de los blogs de cocina. No esperaba llegar hasta aqui, pero ya que he llegado no quiero pararme, quiero seguir adelante, cocinando y publicando para todos los que escondidos tras la pantalla me leéis y me apoyáis.
Las cosas han ido cambiando, del blog que abrí hace tres años poco queda: nueva imagen, fotografías mas trabajadas...pero algo continua igual, mi ilusión porque lo que cocino sea de vuestro agrado y el empeño en elaborar recetas que os sean útiles.
En todo este camino he ido conociendo a otros blogueros, con muchos de ellos he entablado una bonita amistad en la distancia, colaboro con muchos de ellos y nos apoyamos entre todos. A todos, mi familia, amigos (los cercanos y los virtuales), a mis seguidores y fans de las redes sociales...a todos MUCHAS GRACIAS. De corazón, os mando un beso
Y como todo buen cumpleaños, debe tener una tarta. Y hoy os dejo una tarta sencillísima, de verdad, rica, dulce, suave, delicada y sobre todo preciosa.
Porque me encanta como ha quedado esta tarta, es que no imaginaba que iba a salir tan cuqui, pero es verla en las fotos y babear con ella. Espero que a vosotros os pase lo mismo, porque os la recomiendo encarecidamente.
Y ya no me enrollo más, paso a poneros la receta y espero que la hagáis y me la enseñéis en mi página de facebook, me encantaria ver las vuestras.
INGREDIENTES:
Para la base:
180 gr de filipinos (son unas galletas redondas, como un aro, crujientes y riquisimas)
70 gr de mantequilla ablandada
Para la crema:
400 ml de nata (crema de leche) de montar (la que tiene un 35% de grasa)
1 yogur griego azucarado (125 gr)
200 gr de queso crema (tipo philadelphia)
150 gr de azúcar
3 sobres de cuajada
Para adornar:
12 filipinos (esos son los que yo necesité para mi molde, de 18 cm) dependerá de vuestro molde.
PREPARACIÓN:
Comenzamos haciendo la base, trituramos los filipinos en la thermomix o con una batidora 5 segundos a velocidad 7. Añadimos la mantequilla, que tiene que estar blanda y mezclamos 20 segundos a velocidad 4. Ponemos esta mezcla en el fondo de un molde desmoldable y aplastamos bien. Horneamos 10 minutos a 180º. Dejamos enfriar.
Nos ponemos con la crema, en el vaso de la thermomix ponemos todos los ingredientes (nata (crema de leche), queso, yogur, azucar y sobres de cuajada), y mezclamos primero 20 segundos a velocidad 3 y luego calentamos 7 minutos, a 100º y velocidad 4. Podemos hacerlo en un cazo grande, calentando a fuego suave, hasta que vemos que empieza a espesar.
Ahora vamos con el montaje, hay que ser rápidos, por lo que antes de que la crema del relleno esté lista tenemos que tener colocados los filipinos sobre la base de galletas y alrededor de todo el molde. La crema va a salir muy caliente y espesa, por lo que la vertemos en el molde con cuidado de que no nos tumbe ningún filipino de los que hemos puesto alrededor. Como sale muy caliente, el chocolate de los filipinos empezará a derretirse, así que para que no nos fastidie la tarta, en cuanto hayamos vertido la crema la metemos en la nevera.
La dejamos un par de horas mínimo, a mi me gusta hacerla el dia antes y tenerla en la nevera hasta la hora de servir. Antes de servirla, la desmoldamos con cuidado, pasando un cuchillo sin punta por los bordes del molde, despacito, ya veréis que se desmolda bien.
Ahora os cuento, al estar rodeada de los filipinos, que son a fin de cuentas, aros de chocolate, esto nos va a marcar el corte de cada ración, por lo que es una tarta que cunde mucho. Los filipinos se mantienen crujientes, asi que es un bocado exquisito. Otra cosa, estas cantidades son para un molde de 18-20 cm, la crema queda justa, para que los filipinos sobresalgan y haga ese dibujo tan bonito a modo de arcos. Si queréis una tarta más grande deberemos doblar las cantidades, pero los tiempos de cocinado serán los mismos.
Muchos lectores de otros paises, me dicen que no encuentran la cuajada en polvo. podemos sustituirla por gelatina neutra. la textura variará ligeramente, será menos cremosa, pero os quedará bien igualmente. En ese caso, usaremos unos 25 gr de gelatina en polvo o unas doce o trece hojas de gelatina (que hay que hidratar antes). En cualquier caso, lo mejor es que leais las indicaciones del fabricante para ver bien las equivalencias.
Trituramos los filipinos
Añadimos la mantequilla blanda y mezclamos.
Ponemos la mezcla en un molde desmoldable, horneamos unos diez minutos.
Vamos con la crema, todos los ingredientes juntos. Primero mezclamos y luego calentamos.
Preparamos previamente el molde, colocando los filipinos alrededor. ¿Veis como quedan? En mi molde cupieron 13.
Ahora vertemos la crema despacito. Si tenéis un ayudante mejor, por si es necesario recolocar algún filipino. A mi no se me movió ninguno, los tenía asustaditos jeje. De inmediato a la nevera, para que no se derrita el chocolate.
Y después de unas horas, ya tenemos un postre de lujo. Suave y nada empalagosa.
La crema se introduce por los huecos de los filipinos creando este efecto tan chulo.
Yo le puse unos filipinos cortados por la mitad encima, pero podéis poner fideos de chocolate o bolitas , o nada, que ya es bonita tal cual.
Y el corte es perfecto, ya que los filipinos nos "marcan" el camino.