¡Probad esta tarta! y os lo digo en imperativo porque es una orden en toda regla. No se si decir que es la tarta más rica que he probado, pero seguro que está entre las diez primeras. Tened en cuenta que en cuestión de probar tartas soy toda una experta, ¡a mí a golosa no me gana nadie!.
Resulta muy curioso el contraste de texturas entre la suavidad de la mousse junto a los frutos rojos y el crujiente de la base de la galletas y los filipinos.
Me gusta y me divierte improvisar tartas, inventar diferentes combinaciones y que, al final, el resultado sea tan bueno como éste. A pesar de que puede parecer una tarta excesivamente dulce por sus ingredientes, no lo es. Más bien al contrario, se trata de una tarta con cierto toque ácido a la par que dulce, pero sin ser empalagosa. Eso sí, llena bastante y con un trozo quedas satisfecho.
Para preparar esta tarta, como en todas las tartas que se cuajan en la nevera, tenéis que tener en cuenta el factor tiempo. Como mínimo os aconsejo empezar a prepararla 12 horas antes, así que si tenéis pensado prepararla para comer tendréis que empezar su elaboración la noche de antes.
Las tartas mousse son la mejor opción para el verano porque no necesitan horno y la nevera lo hace todo por nosotros. Tienen la ventaja de que no tenemos que estar pendientes de que se nos quemen en un descuido y, siguiendo la receta al pie de la letra, el éxito está asegurado.
Ingredientes:
- 500 gr. de queso de untar
- 200 gr. de crema de cacao
- 300 gr. de mermelada de frutos rojos
- 1 paquete y medio de galletas María.
- 5 cucharadas soperas de mantequilla
- 6 cucharadas soperas de azúcar
- 8 hojas de gelatina neutra
- 1 paquete de Filipinos de chocolate negro
- 1 paquete de Filipinos de chocolate blanco
- 30 ml. de lecheModo de preparación:
Lo primero que haremos es preparar la base de galletas y mantequilla. Trituraremos las galletas hasta reducirlas a polvo, ya sea ayudándoos con una picadora o haciéndolo manualmente metiendo las galletas en una bolsa y aplastando con un rodillo.
Calentaremos la mantequilla en el microondas hasta que se derrita y la mezclaremos con el polvo de galletas. Esta mezcla la pondremos en el fondo de un molde desmontable y la repartiremos de forma uniforme por su base, presionando con la ayuda de una cuchara. Después lo llevaremos en la nevera mientras seguimos con la elaboración de la tarta.
Pondremos en un bol el queso de untar, la crema de cacao y el azúcar, y lo mezclaremos. Pondremos en remojo cinco hojas de gelatina en un vaso con agua fría, y pasados 4 minutos la escurriremos bien. Calentaremos la leche en el microondas y después pondremos la gelatina en la leche mientras removemos bien hasta que esté completamente disuelta.
Añadiremos la leche con gelatina a la mezcla de queso y crema de cacao y lo removeremos bien.
Sacaremos el molde con la base de galletas de la nevera, y empezaremos a colocar los filipinos contra las paredes del molde, rodeándolo por dentro. Podéis hacer como yo, alternando filipinos blanco y filipinos negros. Una vez hemos rodeado el interior del molde de la tarta, verteremos en el centro la crema de queso y crema de cacao, y la extenderemos cuidadosamente hacia los bordes procurando que nos quede una capa uniforme por todos lados. La taparemos con papel film y la llevaremos a la nevera unas 6 horas, o durante toda la noche.
Pasado ese tiempo, comprobaremos que la capa de queso y cacao ha cuajado, y procederemos a preparar la capa de frutos rojos. Para ello, volcaremos en un bol la mermelada. Introduciremos las tres hojas de gelatina restantes en agua fría durante 4 minutos y pasado ese tiempo las escurriremos. Calentaremos 30 ml. de agua en el microondas y después disolveremos la gelatina en él. Mezclaremos la gelatina con la mermelada y extenderemos ésta por encima de la capa de queso y cacao, de forma uniforme.
Llevaremos el molde de vuelta a la nevera durante unas 6 horas más. Pasado ese tiempo, la tarta estará lista para comer, sólo nos quedará decorarla a nuestro gusto. Podemos decorarla con los filipinos restantes.