Nuevamente este año me quedé con ganas de recolectar moras silvestres para hacer mermelada pero no me he conformado y he hecho mermelada casera de frutos rojos que ahora son fáciles de encontrar en supermercados.
No resulta seguramente tan barata, orgánica y rica como la que podemos hacer recolectando nosotros mismos los frutos del bosque pero, con seguridad, es más natural y sabrosa que la mermelada comprada ya hecha, sin conservantes, colorantes y potenciadores del sabor.
Hacer mermelada casera es realmente fácil y el resultado de lo más gratificante. Es una opción muy apetecible para disfrutar de las propiedades de la fruta de temporada durante todo el año y, en el caso de los frutos rojos, beneficiarse de la gran cantidad de antioxidantes que contienen.
Al tratarse de frutos con muchas y pequeñas semillas, contienen bastante pectina, fundamental para obtener la textura consistente de la mermelada sin necesidad de agregar artificialmente esta sustancia.
Para hacer nuestra mermelada casera necesitaremos 1 kg de frutos, 500 gr de azúcar y el zumo de medio limón.
En este caso utilicé frambuesas, arándanos, moras y fresas (me quedé con ganas de añadir grosellas que no son tan fáciles de encontrar).
Añadiremos el azúcar y el zumo de limón a la fruta, mezclando bien y dejando macerar unas horas.
Después pondremos la cazuela al fuego hasta que empiece a hervir, removiendo de vez en cuando y espachurrando la fruta al tiempo.
Dejaremos cocer unos cuarenta minutos a fuego lento hasta conseguir la textura de la mermelada.
Si no estamos seguros de la consistencia adecuada, podemos probar sacando un poco en un plato y comprobar cuando se haya enfriado.
Si la mermelada es de moras silvestres es recomendable pasar la mermelada por el pasapuré, al tener muchas semillas y muy duras.
Es una mermelada perfecta para tomar con quesos o foies, contrastando su sabor dulce y ácido con el salado.
Y es ideal para hacer tartaletas de masa de hojaldre o, mejor aún, masa quebrada o brisa.
Mientras terminaba de hacer la mermelada, preparé unos moldes para hacer unas tartaletas con que probarla.
Siempre me digo que en la próxima ocasión prepararé yo la masa pero lo cierto es que nunca me atrevo y utilizo la que venden preparada.
Me gusta, sin embargo, añadirle algo de harina y pasarle el rodillo para conseguir una masa muy fina.
Me da justo para un molde de tarta pequeño y una tartaleta.
Engrasamos el molde, colocamos la masa y con un tenedor pinchamos la base para evitar que se infle.
Luego al horno y a esperar que adquiera un apetecible y crujiente aspecto dorado.
Vertemos la mermelada sobre la masa horneada y a disfrutar de un rico momento.
Para conservar la mermelada, la verteremos aún caliente en botes que cerraremos bien y dejaremos boca abajo durante 24 horas para conseguir eliminar la mayor parte del aire y así dure más tiempo sin estropearse.
También podemos hacer el vacío introduciendo los tarros en agua hirviendo durante treinta minutos, aunque esta opción no tiene sentido si la mermelada nos la comemos en menos de dos semanas.
Una manera dulce y sencilla de disfrutar de estos ricos y nutritivos frutos que compartimos en los Findes Frugales de Marcela Cavaglieri.
¡Bon appétit!
Os deseo un tranquilo y feliz fin de semana.