Una tarrina de queso a punto de caducar, un brick de nata (crema de leche) abierto, unas fresas poniéndose feas... de los restos surgió esta mini tarta que el afortunado catador disfrutó de lo lindo.
No utilicé las típicas galletas tipo "digestive" para la base, ya que no tenía. En su defecto usé galletas de las redondas de toda la vida. Forré también un poco los laterales de la tarta para darle otro efecto y me gustó como quedó. Cremosa y nada duce, ¿un trocito?
INGREDIENTES: (para un molde de 12 cm.)
70 gr. de galletas
30 gr. de mantequilla
120 gr. de fresas
60 gr. de azúcar
1 hoja de gelatina
70 gr. de nata (crema de leche) para montar
150 gr. de queso crema
PREPARACIÓN:
Lavamos y secamos las fresas. Las ponemos en un cazo cortadas en trozos con el azúcar y las dejamos a fuego medio hasta que se deshagan. El líquido lo ponemos en otro cazo y lo que no coló lo reservamos para cubrir la tarta por encima.
Para la base de galleta hacemos polvo las galletas (meter en una bolsa de congelar y darles de lo lindo con un mazo o rodillo) y las mezclamos con la mantequilla derretido. Forramos la base y el lateral de un molde de 12 cm. y vamos colocando la galleta aplanando con los dedos. La dejamos enfriar un par de horas.
Ponemos a hidratar la hoja de gelatina 5 minutos en agua fría. Calentamos el líquido que hemos colado de las fresas y le añadimos la hoja de gelatina escurrida. Dejamos atemperar y mezclamos con el queso crema.
Por último montamos la nata (crema de leche) y la integramos al queso con movimientos envolventes. Vertemos encima de la base de galletas y la dejamos enfriar, mejor de un día para otro.
Cuando vayamos a servir cubrimos por encima con la fresa que habíamos reservado al colar el líquido.
Con esta receta participo en el concurso "Cinco años de Cocinando con Las Chachas"