El ancho, seco y pedregoso Arroyo Jaboneros , una frontera natural, separaba las encaladas casitas de pescadores de las playas del Palo y de Pedregalejo; el blanco de sus fachadas contrastaban con la negra arena, los chinorros y los roqueos, casas pegadas a la mar, mirando al Sur, al horizonte, orgullosas desafiando las olas y las marejales que eran impulsadas contra ellas por los fuertes temporales.
Pequeñas y humildes viviendas, adoradoras del sol, admirando la belleza de los amaneceres y atardeceres de la Bahia malagueña. Casas modestas, imagen de la Málaga tradicional y marinera, con olor a salitre, testigos mudas de las artes de pesca, medio de vida de sus habitantes.
Históricos y ancestrales barrios de pescadores, cuna de las jábegas que navegaban en las aguas mediterráneas buscando sus preciados tesoros.
Hoy en día, barrios entregados al turismo, cuyas pequeñas viviendas junto a sus playas de arena oscura y tranquila, relajada la mar por la mano del hombre a base de grandes espigones que arañan la mar, convertidos en el corazón de un turismo que ha ido cambiando las costumbres y sus casas, las que aún guardan en sus paredes las memorias y recuerdos de las historias de la mar, se han ido transformando en restaurantes o merenderos.
Fue a mediados de los 80 cuando tuvo lugar ésta historia, ocurrió en Pedregalejo, en uno de los más famosos merenderos, "El Cabra"; la antigua vivienda era donde cocinaban y un pequeño comedor, por lo que solian poner sus mesas casi en la misma orilla, sobre el paseo por el que se asomaban las grandes rocas acariciadas por el vaivén de las olas.
A la mesa llegaba el olor de los espetos de sardinas, a mar, al olor de los jazmines ensartados en las biznagas, a almendras recién fritas.
Fue el lugar elegido por mí, donde decidí que invitaríamos a almorzar a un importante empresario publicitario, siguiendo las normas de mi empresa: quedar super bien con nuestros proveedores. Me acompañaba mi ayudante (¿puedo llamarla secretaria?), la responsable del departamento de publicidad.
Lógicamente por la mesa pasó el mejor marisco: cigalas, gambas a la plancha, coquinas, "pescaito" frito (entonces aún había chanquetes), ensaladilla de pimientos "asaos" y como no?.no podía faltar los espetos de sardinas.
Tal y como le dijeron en su día al Rey Alfonso XIII: "Majestá?con lo deo"?.así le insinúe y le indiqué: las sardinas no se comen con cuchillo y tenedor, se comen con los dedos?..; pero no me dió tiempo a decirle que el cuenco con ése líquido de color verde y una rodaja de limón, no se bebía, cosa que el Sr. en cuestión hizo con avidez en cuanto el camarero lo puso en la mesa a la par que los deliciosos espetos.
¿Descubriría con el tiempo que aquel "detalle" del restaurante en cuestión era para enjuagarse los dedos después de saborear el malagueño manjar? Aunque igual pensó que era parte del almuerzo, un refrescante sorbete a fin de que su paladar quedara dispuesto para recibir el magnífico postre famoso y tradicional del Cabra: Helado de turrón con Whisky. Un helado de turrón que preparaban en la heladería cercana, Lauri?.
Aquella forma de terminar los almuerzos en El Cabra, me ha servido de inspiración para preparar éste pastel.
La idea para decorarla es un nuevo homenaje a ésa costumbre-tradición malagueña, las almendras fritas que se venden por las calles de mi tierra, concretamente en aquellos años, en Pedragalejo, era famoso "El almendrita" que las vendía por las playas del Palo y Pedregalejo?..(ESTE fue mi pequeño homenaje)
Este delicioso pastel, me hace recordar el "broche" de una buena comida malagueña, sentada mirando al mar....siempre la mar.
¿Cómo lo hice?
Ingredientes:
Para la base:
200 gr.de galletas tipo Maria dorada, 75 gr.de mantequilla.
Para el pastel:
3/4 tableta de turrón blando (poco más de media tableta), un bote de nata (crema de leche) (200 ml., igualmente usé Asturiana), 200 ml.de leche, 100 gr.de azúcar, medio vaso pequeño de whisky y dos sobres de cuajada.
Para la decoración:
Caramelo liquido (usé de los que ya venden preparados para que no cuajara al enfriarse y se hiciese un caramelo duro y difícil de masticar).
Un buen puñado de almendras, tres o cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen extra y un pelín de sal.
Los pasos a seguir:
Machacar las galletas y mezclarlas con la mantequilla derretida de forma que quede una masa homogénea.
Forrar la base de un molde de unos 20 cmts. aproximadamente, con papel especial para hornear y engrasar los bordes untándolos con mantequilla.
Echar la masa de galletas en el interior del molde de forma que quede compacto e introducirlo en el frigorífico.
Mientras se enfría preparar la crema de turrón:
En el vaso de la batidora echar el turrón desmenuzado, la leche, el azúcar, el whisky y la nata (crema de leche), batiendo hasta que todos los ingredientes estén bien disueltos.
Echar el liquido resultante en un cazo y a fuego lento, removiendo llevar a ebullición.
En ése momento añadir los dos sobres de cuajada, remover bien durante un minuto (seguir las instrucciones del fabricante de la cuajada), retirar del fuego y dejar enfriar un minuto a temperatura ambiente.
Sacar el molde del frigorífico, comprobar que las galletas hayan cuajado y si es así, suavemente agregar la mezcla de turrón.
Dejar enfriar unos minutos y volver a meter la tarta en el frigorífico para que cuaje. (Lo ideal es hacerla de un día para otro, pero en cuatro o cinco horas queda perfecta).
Mientras preparé la decoración:
Introducir las almendras en una cacerolita con agua y darles un hervor.
Apartar del fuego, dejarlas enfriar y pelarlas.
En una sartén echar el aceite y freir las almendras, con cuidado que no se quemen; para ello habrá que ir removiendo continuamente.
Una vez fritas, salar al gusto (le dará un sorprendente toque salado al pastel) y machacarlas en el mortero (que queden trozos no muy grandes, pero tampoco que se hagan polvo).
montar el pastel:
Desmoldar con cuidado, retirando el papel de la base y colocándola en el plato.
Esparcir las almendras fritas por lo alto y regar el caramelo liquido por encima?..
Buen fin de semana......
Conozcan Málaga, disfruten de ella, de su cultura, sus paisajes, su mar, su luz, su gastronomía..