El otro día habían natillas de oferta en el supermercado (de estas tipo Danet) y decidí comprar unas cuantas... quizá demasiadas. Y una vez en casa, pensé qué podía hacer con ellas, además de comérmelas con una cuchara. Tenía hojaldre y manzanas, y se me ocurrió que igual salían unas tartaletas de manzana, pero en lugar de poner crema pastelera, no sabía qué iba a pasar si ponía natillas.
Hay cosas que cuando se calientan, pierden toda su estructura y quedan hechas un asco. Y no sabía si las natillas iban a ser una de esas cosas que no se pueden meter en el horno. Ahora ya sé que sí que se pueden poner... ¡al menos, para hacer estas tartaletas! jajaja.
Lo que tenía claro es que podían pasar dos cosas: O que fuese un auténtico desastre y acabase todo en la basura y en mi blog de Pifias en la cocina (que no sería la primera vez... jajaja), o que saliese bien. Si salían bien, esta receta podía ser perfectamente una receta para novatos en la cocina, porque no se tiene que hacer casi nada. La única complicación en hacer las tartaletas es hacer la crema pastelera. Y si ya te la dan hecha (aunque sea un sucedáneo), pues mejor que mejor.
¡Y aquí tenéis el resultado! ¡Mi marido pensó que eran de pastelería!. Quedan exactamente igual que las que llevan crema pastelera. Por lo tanto, ¡Atención, principiantes en la cocina! Aquí tenéis una receta súper fácil de hacer y vais a quedar como unos señores, porque el resultado es igual que una tartaleta de las que podéis comprar en la pastelería. Podéis ver el resultado en las fotos. Y el sabor es el mismo.
Por lo tanto, ¡apuntad la receta!
Ingredientes:
1 Lámina de hojaldre rectangular
125 gr. de natillas (Danet o similar)
1 Huevo
2 Manzanas
Azúcar
2 Cucharadas soperas de mermelada de melocotón
12 Cerezas en almíbar para adornar
Preparación:
Precalentar el horno a 200º con calor arriba y abajo.
Extender la lámina de hojaldre y cortar 6 porciones rectangulares. A ser posible, que sean más o menos iguales. Yo me ayudé de una regla que tenía del colegio, de esas de 50 cms. La lavé bien lavada y me fue muy bien.
Extender un papel para hornear sobre una bandeja para horno. Distribuir las porciones dejando un poco de espacio entre ellas.
Con una cuchara, extender las natillas sobre el centro de cada una de las láminas de hojaldre, dejando un borde en de un centímetro aproximadamente.
Batir un huevo y usar un pincel (yo uso uno de silicona que va muy bien, la foto la tenéis más abajo) para pintar los bordes que hemos dejado sin crema. De esta forma, el hojaldre quedará dorado.
Lavar las manzanas, cortarlas en cuartos, pelarlas y descorazonarlas. Cortar cada cuarto en láminas finas. Distribuir las manzanas sobre la crema en cada una de las tartaletas.
Poner un poquito de azúcar sobre las láminas de manzana de cada una de las tartaletas.
Una vez el horno haya llegado a la temperatura de 200º, introducir la bandeja con las tartaletas. Hornear durante 10 minutos aproximadamente, o hasta que las tartaletas estén doradas. El tiempo puede variar con cada horno. Id controlando las tartaletas y no os despistéis.
Por último, y para que os sea más fácil pintar las tartaletas con la mermelada, pasadla por un pasapurés. De esta forma quedará más fina y podréis extenderla perfectamente con un pincel. Si no tenéis pasapurés, podéis ponerla en una picadora y triturarla hasta que no quede ningún grumo. Yo lo hice así porque me daba pereza sacar el pasapurés... jajaja.
Pintar las manzanas de las tartaletas con la mermelada de melocotón para darles brillo y un poquito de color. Yo usé un pincel de silicona. Van muy bien.
¡Y aquí tenemos las tartaletas pintadas!
Ahora sólo falta adornarlas con cerezas en almíbar y esperar a que se enfríen para comérnoslas. ¡Están buenísimas!