Seguro que habréis comido más de una vez tomate frito casero, y más de uno, pensará, como hacía yo, que debe ser algo muy tedioso, pues no; cuando al fin me decidí y pregunté a mi madre cómo lo hacía ella, me sorprendió su sencillez.
Para unos 900 g. de tomate frito, necesitaremos como 2 kg de tomates, aproximadamente.
Lavamos bien los tomates, los troceamos y los ponemos en una cacerola a fuego medio. Sin nada, no os preocupéis, enseguida empiezan a soltar agua.
Los dejaremos en el fuego durante unos 50-60 min., moviéndolos de vez en cuando para que no se nos peguen.
Hay quién los escalda primero y los pela, pero a mi modo de ver, ese paso nos lo podemos ahorrar, ya que luego los trituraremos con el pasapurés y eliminaremos la piel y las semillas.
Lo trituramos sobre otra cacerola, echamos un poco de aceite y sal, y dejamos a fuego medio otros diez minutos. Corregimos la acidez del tomate echando poco a poco azúcar, y probando hasta que quede a nuestro gusto.
Igual que con la conserva de pimientos, si no lo váis a gastar podéis envasarlos al vacío.