Con el paso de los años, cuando cada una tenía su propia casa o bien seguíamos quedando en casa de mis padres, o bien cada una hacía las suyas y luego las compartíamos. Realmente es una receta tradicional para compartir, por eso os la traigo, aunque en unas circunstancias diferentes, os explico: este año no pensaba yo ni hacer ni comer torrijas, la verdad es que he estado muy ocupada y. si me permitís una confesión, no quería sobrecargarme de azúcar y calorías, pero hoy hemos ido a ver a mi suegra y allí estaban, esperándonos y, ¡qué narices!, es la tradición, así que les he sacado unas fotos y os pongo la receta; como os he comentado, estas las ha hecho mi suegra, pero con mi receta, así que, sin más preámbulos y con su permiso, os las presento.
Ingredientes:
una barra de pan del día anterior
un litro de leche entera (se puede infusionar con cáscara de naranja o limón o dejar tal cual, si prefería hacerlas de vino, sustituirla por este)
tres huevos
aceite de oliva suave
azúcar y canela en polvo para rebozarlas
Elaboración:
1) Cortamos el pan a rodajas.
2) Vamos mojándolas en leche. Es más cómodo si ponemos un recipiente con la leche y las dejamos que se empapen bien. Tened cuidado porque si nos pasamos se romperán y si no quedan bien empapadas, quedarán secas.
3) Las pasamos por huevo batido y las freímos en abundante aceite hirviendo. Damos la vuelta cuando estén doradas.
4) Sacamos y dejamos escurrir sobre un papel de cocina para eliminar el exceso de aceite.
5) Antes de que se enfríen del todo, pero sin que estén demasiado calientes, rebozamos en una mezcla de azúcar y canela en polvo, las proporciones dependerán de vuestro gusto personal, si os gusta mucho el sabor a canela, añadid más, pero recordad que tiene un sabor potente.
Las torrijas aguantan varios días si las guardáis en un recipiente hermético y si duran, claro!!!!! Hasta muy prontito y que acabéis de pasar una buena semana santa!!!!!!!!
Sandra