Esta semana he preparado un postre tradicional que, aunque no es común en mí este tipo de recetas, debo decir que, en las fechas que son, apetece. Empecemos como siempre con los ingredientes:
- 1 barra de pan del día antes
- 1l de leche entera
- canela en rama
- piel de un limón
- esencia de vainilla
- 4-5 cucharadas de azúcar blanco
- canela en polvo
- 3 huevos
- aceite de girasol
Lo primero que haremos será aromatizar la leche.
Para ello ponemos un cazo al fuego y le añadimos 1 litro de leche, un poco de canela en rama, 2 cucharadas de postre de esencia de vainilla y la piel de un limón sin nada de parte blanca para que no amargue. La mejor manera para sacar la piel lo más limpia posible es con un pela verduras.
Dejamos la leche infusionando a fuego muy bajo hasta que rompa a hervir momento en el que apagaremos el fuego y retiraremos la canela junto con la piel de limón y dejamos enfriar la leche.
En una fuente de horno amplia ponemos las rebanadas de pan cortadas a unos 2 centímetros de grosor.
Una vez fría la leche se la vamos añadiendo poco a poco al pan, vigilando de no empaparlo en exceso ni de dejarlo seco. Lo dejamos así unos minutos.
Ponemos a calentar aceite, le añadimos un poco de piel de limón y, cuando empiece a burbujear, lo retiramos.
Pasamos la torrija por huevo batido.
Freímos las torrijas por todos los lados con abundante aceite.
Una vez fritas las dejamos en papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
En un bol mezclamos el azúcar y la canela en polvo.
Espolvoreamos la mezcla y la dejamos para el día siguiente.
Y éste sería el resultado; un postre rico con un gran sabor a canela.
Espero que os guste y hasta la próxima!