Ingredientes (para un molde de 20 cm de diámetro)
2 huevos
50 grs de manteca blanda (punto pomada)
1 taza de azúcar + 3 cditas tamaño té
1 taza de zanahoria rallada
1 cdita de esencia de vainilla
1 taza de harina
1 1/2 cdita de polvo para hornear
1 pizca de sal fina
Rayadura de 1 limón chico (opcional)
Preparación
Ante todo, encendí el horno a 180 grados C.
Después aplasté bien la manteca con una cuchara de madera, le agregué un huevo y la mitad del azúcar, mezclé todo y le agregué el otro huevo, la esencia de vainilla y el resto del azúcar, mezclé bien por segunda vez. (Con la batidora eléctrica se hace en poquísimos minutos.)
Entonces fue cuando agregué la taza de zanahoria rallada con la ralladura de limón (no importa que hayamos puesto esencia de vainilla; la torta, con los dos sabores, queda buenísima), mezclé otra vez y después agregué el resto de los ingredientes secos (harina, polvo para hornear y sal). Una vez que los ingredientes estuvieron bien unidos, los volqué en un molde desmontable previamente enmantecado y enharinado y me decidí a espolvorear la preparación con 3 cucharadiras de azúcar (a este punto, ya me había olvidado de la dieta) y puse la torta a cocinar durante 25 minutos.
Una vez fría, acompañé una porción con una cucharada de queso para untar y otra, con yoghurt con gusto a vainilla. De ahora en más, pueden usar la imaginación y comerla como les guste, incluso con una sutil cobertura de chocolate amargo (pienso que es el mejor para usar en repostería).
Es obvio que la típica cobertura hecha con queso para untar (180 grs), azúcar (1/4 de taza), ralladura de 1 limón y 2 ó 3 gotas de esencia de vainilla es óptima, incluso pueden agregar algunas nueces a la masa y reservar otras para la decoración.
Esperamos que la disfruten con un exquisito té, como lo hicimos nosotros.