Quien ha visitado alguna vez la provincia malagueña sabe que el sur no es árido ni de paisajes monótonos, que todo no es playa y “pescaitos”, que a pocos kilómetros de la costa hay altas montañas, verdor en los campos y una gastronomía rica y extensa, donde es posible disfrutar de maravillosos y sorprendentes paisajes ricos en matices, bosques y valles, rios y lagunas, pero sin perder el sur (que no el norte) donde no muy lejano siempre está el mar, nuestra mar.
Uno de esos paisajes abrumadores, llenos de contrastes: zonas de campiña, extensos olivares y almendros, abruptas sierras calizas, el oasis de los pantanos, la musicalidad de sus rios se pueden contemplar en Ardales, esta blanca villa del Guadalteba situada entre la Serrania de Ronda, el Valle del Guadalhorce y la Vega de Antequera.
Ardales rebosa historia: Espectacular el Desfiladero de los Agitanes el Chorro y el Caminito del Rey (uno de los principales reclamos turísticos dentro del conjunto de los embalses), un patrimonio histórico riquísimo en el que sobresalen las ruinas de Bobastro y la Cueva de Ardales; dos centros de interpretación de la Red Patrimonio Guadalteba, uno de ellos ubicados en el propio casco urbano el instalado en el Castillo de la Peña, y el interesantisimo Museo de la Prehistoria situado casi en la entrada de Ardales.
Visitar la Cueva de Ardales y el Museo de la Prehistoria, es un paseo por el túnel del tiempo, viajar al pasado más lejano de nuestra historia, de nuestros ancestros y tuvimos la gran suerte de realizarlo éste invierno pasado, de la mano de su Director Pedro Cantalejo y de su mujer Mª del Mar Espejo, arqueólogos y escritores que transmiten con pasión su encomiable trabajo.
Gracias a Mª del Mar también descubrí una joya de la gastronomía de Ardales: las galletas de almendra.
Ayer las preparé aunque he de reconocer que necesito aún experiencia, ya que han sido las primeras galletas que se han horneado en “Mi cocina”, lógicamente no puse mucha cantidad, las hice de un tamaño mediano y la cantidad que se puede apreciar en la fotografía .
¿Cómo las hice?
Poner en el vaso de la minipimer 175 gramos de almendras peladas, 100 gramos de azúcar y una cucharada de canela molida.
Procurar que queden las almendras lo más fino posible.
Echar la mezcla en un bol, agregar ralladura de cáscara de un limón y un huevo; mezclar bien hasta obtener una pasta uniforme.
Hacer bolitas y aplastarlas, colocándolas en papel de hornear.
Echar un poco de azúcar por encima y hornear a 180º C, hasta que las tortas estén doradas.
Deliciosas y riquísimas para merendar, disfrutando de uno de los libros de Mª del Mar y Pedro: Arte Prehistórico en Málaga.