Con mi receta del Pan de salvia y ajo, publicada hace unas semanas, ya os hablé de una persona que había influido en mi afición por la cocina: ella es Ursina, una amiga suiza afincada en España.
Algunos sábados venía a comer a casa de mis padres y nos traía pan casero. A mí me parecía un regalazo y un día le pedimos que nos enseñara cómo hacerlo. Así comenzó la relación que mantengo con la lavadura fresca (que no con la masa madre, ¡mi eterna asignatura pendiente!).
De todos los panes que desde entonces he podido hacer, éste siempre ha estado entre los que más gustaban. TRENZA DE PAN DE NATA (crema de leche), MIEL Y SÉSAMO CARAMELIZADO. De hecho, yo también tuve una época en que llevaba un pan en una bolsita de tela cuando nos invitaban a cenar a casa de algún amigo. A la típica botella de un buen vino le añadíamos unas flores o un pan hecho en casa, y no os imagináis cómo lo agradecían nuestros anfitriones.
En esta ocasión, veréis que el ingrediente líquido es nata (crema de leche) y los distintos matices de sabor que se pueden conseguir están en estrecha relación con la miel que utilicemos en cada caso. Hay veces que le añado pipas de girasol, semillas de amapola, sésamo tostado (pero no caramelizado), frutos secos. En fin, admite muchas cosas. Y sobre todo, no penséis que es un pan dulce. Vamos con la receta.
INGREDIENTES:
Harina de trigo
10 gr. de levadura fresca
180 cc. de nata (crema de leche) líquida 35% grasa
Un poquito de agua templada
1 cucharadita y media de miel (aquí está el punto)
1 cucharadita de sal
Un poquito de sésamo caramelizado
ELABORACIÓN
Disolver la levadura fresca en un poquito de agua templada. Añadir la nata (crema de leche), la sal y la miel. He utilizado una miel que elaboran en el Palacio de Prelo, en el valle de Navia (Aturias). Me la trajeron unos amigos de un viaje y tiene un sabor estupendo.
Comenzar a echar la harina con un tamizador y mezclar. Hacerlo poco a poco para que la masa sea manejable. Mezclar bien y seguir echando harina.
Habréis observado que no he puesto ninguna cantidad fija de harina. Ursina me enseñó de esta manera. Llega un momento en que la masa no se puede manejar en el bol, y la pasamos a una superficie enharinada. El punto está cuando ya no se te pega nada a las manos.
Dejar reposar una hora en un recipiente tapado con un trapo. Volver a enharinar la superficie y darle un último amasado añadiendo las semillas de sésamo caramelizado. Ésto le da una sabor buenísimo.
Para hacer esta trenza de tres "cabos", hay que separar la masa en tres bolas de igual tamaño y extenderlas con las manos hasta conseguir un rulo. Unirlas por un extremo y proceder igual que al hacer una trenza del pelo. Terminar apretando las puntas finales y meter al horno precalentado a 180º. En cuanto al tiempo, yo lo hago un poco a ojo. Es un pan de miga blanda, y la corteza es muy peculiar. Se parece un poco a los "bollos" (que no se asusten los expertos panarras, que seguramente este pan tendrá un nombre típico).
VARIANTES
Como ya os he comentado antes, este tipo de pan admite cualquier ingrediente seco: pipas, sésamo, semillas de amapola, nueces, avellanas, etc.
Cuando lo hago con sésamo, utilizo el natural y lo tuesto en una sartén sin aceite y sin parar de mover hasta que comience a saltar. Me encanta el olor que desprende.
Para hacer mayor cantidad, añadir también un huevo entero a la mezcla para conseguir secar un poco más la masa.
Y ésto es todo. Espero que os guste.
¡Por cierto! Esta es la masa que utilizo cuando invito a niños pequeños a casa para aprender a hacer pan jugando. El modelo que mas repiten son las caritas, aunque también utilizamos cortadores.
Solo se necesita un cambio de chip y pensar que lo que tienes en las manos es plastilina. ¡Muy divertido! Os lo recomiendo.