Me propuse utilizar tres colores de icing -frambuesa, turquesa y amarillo-, mezclarlos con un poco de vodka y aplicarlos de formas diferentes a ver qué pasaba.
Y estos fueron los resultados de mi experimento, con el que pasé una de las mejores mañanas galleteras desde que empecé a dedicarme a esto.
1º Qué pasa con las galletas cuando aplicamos el color dando toques con un pincel mediano.
Mezclaremos el icing coloreado con unas gotas de vodka y lo aplicaremos con un pincel no demasiado duro.
La técnica consiste en dar toquecitos sobre la glasa con el pincel bien mojado, haciendo un dibujo similar a los pétalos de una flor. Y haremos lo mismo con los tres colores, dejando secar entre uno y otro para evitar que se nos mezclen.
El resultado del experimento nº1 me sorprendió; da la impresión de que las galletas se han llenando de flores. Pero creo que me gustaron más así decoradas que como fondo para poner la tarta encima, porque son realmente preciosas y merecen su protagonismo.
2º Qué pasa con las galletas cuando aplicamos el color con un pincel de esponja.
Este pincelito lo compré en una tienda Michael’s de EEUU, costaba $1 y estoy encantada con él; en España puede encontrarse en tiendas de manualidades. Da muuuucho gusto pintar sobre glasa con él -sobre todo al utilizar colores en polvo, como hice en mis galletas del Día de la Tierra– y deja un acabado precioso.
Aplicaremos el color con una sola pincelada larga, dejando nuevamente que se seque para que no se nos mezcle con los otros; vale la pena dar una sola capa para que el acabado sea más sutil.
Visto el resultado, mucho más bonito en la realidad que en la foto, creo que pronto repetiré la experiencia del pincel esponja para hacer el fondo de alguna otra galleta.
3º Qué pasa con las galletas cuando aplicamos el color salpicando con un cepillo.
De pequeña en el colegio hacíamos dibujos con salpicaduras con un cepillo de dientes, así que busqué uno -nuevo, por favor- con cerdas no demasiado duras que pudiera servirme para hacerlo sobre glasa.
Hay que mojar bien el cepillo y disparar la pintura desde una distancia de unos 15-20 centímetros, con cuidado de que no caigan gotas demasiado gruesas sobre las galletas.
Aunque al ver las galletas terminadas me parecieron algo aburridas, son sin duda las que mejor quedaron como fondo cuando puse las tartas encima. Parecía que estaba cayendo un confetti multicolor sobre ellas.
4º Qué pasa con las galletas cuando aplicamos el color dando toques con un papel de cocina arrugado
El resultado de este método -un poco loco, lo reconozco- depende del dibujo que tenga el papel de cocina. El mío tenía puntitos haciendo círculos concéntricos; lo doblé un poco para hacer una especie de sello.
En este caso hay que mojar el papel con una pequeña cantidad de pintura, quitar el exceso y dar suaves toques sobre las galletas con cada uno de los colores.
Nunca había hecho nada así y el aspecto grafiti de las galletas hechas con papel de cocina me enamoró por completo. Ya tengo un par de ideas para volver a utilizar esta técnica de estampación muy pronto.
Las galletas quedaron muy chulas, sobre todo las que tenían un fondo más sencillo. Creo que me quedo con las salpicadas con cepillo y las estampadas con papel de cocina. Un conjunto alegre y colorido, que era lo que buscaba.
¿Y tú, qué experimentos con galletas has estado haciendo últimamente?