Partimos de la base de que la peña que te dice aquello de yo no sé cocinar, una de tres: o son unos vagos, o son unos garrulos, o simplemente no sienten el más mínimo interés. Los que sí lo tenemos sabemos que para cocinar solo hacen falta dos requisitos: uno, saber leer, y otro, tener ganas. Dado que el analfabetismo quedó erradicado en España en el primer tercio del siglo XX, los que no saben cocinar simplemente es por que no se han puesto, y son tan sumamente capullos que se creen que los que sí nos ponemos tenemos algún don especial, o somos unos putos chefs en potencia que podríamos estar forrándonos de pasta, como jefes de cocina en el Bulli, el Arzak, el Arguiñano, o cualquier chiringuito del estilo.
Bien, pues esta noche tienes invitados a cenar. Son unos cuantos de esos capullos que no saben cocinar, y se creen que tú eres el puto amo porque eres capaz de hacer una caldereta de cordero, un pescado al horno, una tarta con base de galletas, o cualquier gilipollez del estilo. Te voy a recomendar otra receta para seguir metiéndosela doblada. Uno de tantos postres que está tirado de hacer pero que en la foto queda de puta madre, Para que una vez más flipen, y te endiosen, y salgan de tu casa contándole a todo el mundo que eres un auténtico profesional, que cocinas que te cagas, y que si vas a Master Chef te los pules a todos. Y tú en casa, descojonándote de risa. Capullos...
INGREDIENTES PARA EL TRIFFLE
150 gramos de nueces
600 gramos de nata (crema de leche) para montar
60 gramos de azúcar
Caramelo líquido
Coñac
INGREDIENTES PARA LA BASE
Tres cucharadas de azúcar
Tres cucharadas de harina para bizcochos
Tres huevos
Café solo.
ELABORACIÓN
Colocamos la mariposa. Agregamos al vaso los tres huevos y las tres cucharadas de azúcar. Programamos seis minutos a velocidad 3,5.
Agregamos las tres cucharadas de harina y programamos 50 segundos a Velocidad 1.
Vertemos el contenido en un molde de unos 30 centímetros previamente engrasado con aceite de oliva y lo metemos al horno, precalentado a 200 grados. Cocemos durante unos 10-12 minutos (hasta que el cuchillo salga limpio tras pinchar el bizcocho). Dejamos que enfríe.
Freímos las nueces en una sartén durante 10 minutos, hasta que queden bien tostadas.
Montamos la nata (crema de leche) y la dejamos enfriando.
Preparamos una taza de café solo, le agregamos un buen chorro de coñac y la vertemos en un plato hondo.
Ahora hay que elegir los vasos. A poder ser copas transparentes que permitan ver las capas del Triffle, y cuyo fondo tenga un diámetro similar al de su boca. Con tres o cuatro copas bastará.
Con la boca de la copa cortamos círculos del bizcocho. Los remojamos en el café de modo que queden bien húmedos y blandos pero sin que se lleguen a deshacer. Los ponemos en el fondo de las copas.
A continuación, con una manga pastelera vertemos una capa de nata (crema de leche). Sobre ella, espolvoreamos una capa de nueces y la cubrimos con un buen chorro de caramelo. Colocamos otra capa de nata (crema de leche), y otra de nueces con caramelo. Procurad que las capas de nata (crema de leche) y de nueces sean lo suficientemente anchas para que se aprecien a simple vista. Si no, el Triffle os quedará muy cutre (aunque estará cojonudo, igual). Dejadlo reposar unas horas, incluso un día entero, para que las capas de caramelos se filtren y den sabor a los trozos de nueces y a la nata (crema de leche).