Además, al final de nuestro post os mostramos todas las propiedades que nos aporta esta saludable hortaliza, la cebolla.
Ingredientes (4 personas)
8 filetes de lomo (nosotros hemos utilizado pluma ibérica)
2 cebollas
pimentón picante al gusto
1/2 cucharadita de café de harina
100ml de vino blanco
100ml de agua caliente
1 pastilla de caldo concentrado
Sal
Pimienta negra
Aceite de oliva
Preparación
En primer lugar, pelaremos y rallaremos una de las cebollas, la otra la laminaremos y las reservaremos.
A continuación, salpimentaremos los filetes.
Pondremos una cazuela al fuego, con un chorrito de aceite y cuando esté el aceite caliente, añadiremos los filetes y los sellaremos por ambos lados. Después los retiraremos y reservaremos.
En la misma cazuela, añadiremos un poco más de aceite e incorporaremos la cebolla laminada. Dejaremos que se vaya rehogando y cuando esté, la retiraremos y la reservaremos.
En la misma cazuela, agregaremos la cebolla rallada y la dejaremos pochar.
Incorporaremos el pimentón, removeremos e incorporaremos enseguida el vino y dejaremos reducir el alcohol.
Después, añadiremos la harina y removeremos para que se deshaga y se mezcle bien.
A continuación, incorporaremos la pastilla de caldo concentrado, previamente desmenuzada y, también, añadiremos el agua caliente y removeremos bien.
Agregaremos los filetes que teníamos reservados junto con sus jugos.
Dejaremos cocer a fuego medio, hasta que veamos que la salsa está a nuestro gusto.
En el momento que esté en la textura que más os guste, podéis añadir la cebolla laminada que teníamos reservada, removeremos un poco, para que se integre y ya la tendremos lista para servir.
En nuestro caso la cebolla laminada la hemos usado como acompañamiento.
La Cebolla, el talismán para tu salud
La cebolla es un preciado alimento, muy utilizado en la dieta mediterránea, tiene una gran cantidad de virtudes medicinales, debido a su contenido en vitaminas, minerales, azufre, fósforo, hierro, calcio, sodio y magnesio.
Es muy importante incluir esta hortaliza en los salteados, guisos, arroces, etc..porque permite utilizar una menor cantidad de aceite y conseguiremos platos más ligeros.
Su presencia en las preparaciones, aporta una mayor suavidad en las cremas de verdura, platos de pasta, sin necesidad de incluir nata (crema de leche) líquida o queso.
El consumo de cebolla cruda, ayuda a fluidificar la sangre y previene el estrechamiento y endurecimiento de los vasos sanguíneos, bajan la presión arterial y mantienen a ralla el colesterol. Estos beneficios, mejoran la circulación y reducen el riesgo de trombosis o hemorragias.
También ayuda a reducir el riesgo de cáncer de colón, laringe y ovario.
Una manera de tomarla cruda es incorporándola en las ensaladas, el gazpacho, salsas, sándwiches, etc…como veis, hay múltiples opciones.
Contiene glucoquinina, sustancia conocida como “insulina vegetal”, pues ayuda a mantener unos niveles estables de glucosa en sangre.
También tiene una acción antibiótica y antiinflamatoria, pues despeja las vías respiratorias, siendo capaz de aliviar la constricción de los bronquios. Si la incorporamos en nuestra alimentación de forma regular, mejoraremos un amplio número de trastornos respiratorios; como: los resfriados, sinusitis, bronquitis, asma, etc…
Existe una variedad de cebolla, que es la cebolla morada. Ésta es más dulce y suele ser la más idónea para incluir en la ensalada.
Su color es debido a unos componentes como la quercitina y las antocianinas, que activan la circulación, y suelen ser más potentes que la vitamina E y C. Por lo que, esta variedad es la mejor opción para reducir el riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares, varices, hipertensión, trombosis, ictus, problemas coronarios, etc…
Además, el consumo de cebollas, combate las alergias al polen y alivian el asma, debido a su efecto antiinflamatorio.
Contiene un aceite esencial, llamado alilo, que tiene propiedades bactericidas y fungicidas.
Se aconseja el uso de esta hortaliza de forma habitual, en los siguientes casos:
Edemas; escasa formación de orina; afectación en los órganos pelvianos en la mujer y problemas de próstata en los hombres.
Enfermedades infecciosas; trastornos cardiacos; hipertensión; arteriosclerosis.
Resfriados; gripe; bronquitis; tos.
Digestiones lentas; fermentaciones intestinales; estreñimiento; parásitos intestinales.
Nerviosismo; insomnio; depresiones menores.
Diabetes; reumatismo; obesidad.