VINO DE CACAO. Es algo conocido que el hombre ha sentido pasión por el chocolate desde hace por lo menos 2500 años. Pues ya las tribus centroamericanas bebían un líquido, el xocólatl, conocido como “el agua amarga”. Los cacaoteros crecían de forma natural en las riberas del Amazonas y el Orinoco hace cuatro milenios. Sin embargo, hace unos años un grupo de arqueólogos hizo un descubrimiento muy interesante en unas vasijas encontradas en el Valle de Ulúa, al norte de Honduras. Datadas en el siglo IX antes de Cristo, en las que se pudo comprobar que ya se usaban los cacaoteros en aquellos tiempos tan antiguos, y no precisamente para producir chocolate como lo conocemos hoy. El objetivo era extraer de la fruta fermentada una especie de vino. Los análisis científicos dejaron al descubierto restos de cafeína y teobromina, principios activos del cacao, entre el barro de las piezas.
VINO DE CACAO
La humanidad ha sentido pasión por el maravilloso chocolate desde siempre, y no es de extrañar porque está riquísimo. Pero en un principio y como se pudo demostrar por las diminutas aperturas de los recipientes, fue en forma de bebida: VINO DE CACAO.
Hoy en día pocos alimentos resultan tan placenteros como el chocolate, tanto por su aroma como por su intenso sabor al derretirse en la boca. Pero además de satisfacer nuestros sentidos, como ya les ocurría a los antiguos habitantes del mundo, el chocolate es un alimento que aporta muchos nutrientes. Contiene antioxidantes, vitaminas y minerales, entre los que destaca el magnesio. Un mineral muy importante para el buen funcionamiento del sistema nervioso, y la formación de músculos y huesos.
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