Se me pasó celebrar la entrada 100, jeje, así que celebro esta con todos vosotros :)
Y siiii, por fin una receta de verduras más ligera que las dos anteriores, que eran dulces. No sé cómo no se me salía el azúcar por las orejas ya.
Y no sé cómo no me habeis perdido de vista estos días, porque empezar el año publicando una tarta y unas palmeritas es como: ¿hola? ¿de dónde has salido?
Pero la verdad es que no suelo cambiar mis hábitos después de Navidad. Sigo comiendo normal, y de todo.
Durante las fiestas intento no pasarme, y es fácil porque mi familia no es de excesos en la mesa. Eso sumado a que por naturaleza soy de constitución delgada y muy nerviosa, como mi padre, hace que no suela ganar peso con facilidad. Aunque esto no quita que aún así tenga que cuidarme, como todas las personas.
Mi catador es tres cuartos de lo mismo. Y a él le debo esta receta de su tierra tan rica. Muchos de vosotros conoceis en zarangollo murciano. Y los que no, no sabeis lo que os estais perdiendo ;)
Lo probé fue cuando visité Murcia ciudad por primera vez. En una de sus plazas con terracitas al sol. Y no me gustó, ¡me encantó! Tanto que pronto le pedí a mi catador que lo hiciera en casa.
Ya han sido unas cuantas veces desde entonces, y os digo que nunca nos da para repetir al dia siguiente porque se acaba en la primer sentada ;)
Así que ahora os toca a vosotros disfrutar de esta tapa murciana tan famosa y deliciosa.
La receta original aquí: www.regmurcia.com
Ingredientes:
1 kg. de calabacín
1/2 kg. de cebolla
3 huevos
Aceite de oliva
Sal
Elaboración:
Pelamos y lavamos la verdura. Picamos la cebolla y el calabacin sin que los trozos san muy grandes, ya que la gracia de este plato es encontrar los trozos cuando lo comes. Una vez cortado todo, en una sartén con un chorro de aceite, echamos el calabacin, sazonamos y dejamos que se haga a fuego bajo-medio. Cuando haya soltado el agua, agregamos la cebolla y dejamos que se cocine. Cuando hayan pasado unos 20 min. aprox. echamos los huevos directamente rompiendo la cáscara y a la sartén. Una vez en la sartén, removemos con cuidado de no romperlos hasta que estén cuajados. Comprobamos de sal. Y a comer!!