Tenemos el limonero del jardín con tantos limones colgando de sus ramas que estos días atrás, que hizo algo de viento, nos temimos que alguna se pudiera partir.
Y ahí estamos, pensando todos los días en como podemos emplear estos riquísimos y abundantes frutos que nos da la naturaleza sin apenas esfuerzo.
Como solemos tomar ensaladas, carnes, y pescados a la plancha en abundancia, he pensado en un aceite aromatizado con limón que siempre nos vendrá bien para dar un poco más de sabor a los platos.
¿Y como lo hago?
San Google es divino para estos casos. En internet se puede encontrar toda la información que se necesita y más. Tanta, que a veces hasta puede llegar a ser lioso y al final terminar con más dudas que cuando empezamos a buscar...
En cualquier caso para aromatizar aceite en casa hay dos normas básicas que no debemos olvidar:
- Emplear aceite de oliva virgen extra de calidad pero de sabor más bien suave.
- Todos los productos que queramos utilizar en la receta deben estar deshidratados (secos) o esterilizados.
No es lo mismo "aceite esencial", muy concentrado, que emplea en su elaboración una gran cantidad de producto. El "aceite aromatizado", el cual se hace con calor para acelerar su proceso. O "aceite macerado", de corta conservación debido a que la gran mayoría de productos que se introducen en el interior del aceite suelen estar crudos.
El aceite aromatizado se puede hacer de dos maneras.
Por infusión: calentando el aceite sin que pase de los 50º.
Tiene la ventaja de que se puede preparar y usar en el día, por eso se suele hacer en pequeñas cantidades.
En frío: mezclando el aceite con el producto o productos elegidos deshidratados o esterilizados, dejándolos en maceración durante tres semanas.
En los dos casos una vez terminado el proceso solo hay que pasar el aceite por un colador fino, y a continuación embotellar y guardar en un lugar fresco y oscuro.
Para mi aceite aromatizado de limón he empleado bien poca cosa.
1 botella bien limpia sin restos de agua
La piel de un limón mediano (natural)
500 ml de aceite de oliva virgen suave (de acidez baja)
Lavar el limón frotando con un cepillo bajo el grifo del agua corriente. Secar con un papel de cocina.
Pelar con un pelador de patatas, evitando en lo posible la parte blanca.
Escaldar la piel en agua hirviendo durante un minuto. Secar de nuevo.
Poner a hervir un cazo con agua, a fuego mínimo (el hervor tiene que ser muy suave).
Poner la piel de limón en un recipiente seco, que admita calor, y cubrir con el aceite.
Introducir en el interior del cazo con agua hirviendo para que se vaya calentando al baño maría. En ningún caso debe hervir.
Estará listo cuando notéis el aroma de limón inundando vuestra cocina (unas 4 horas)
Dejar reposar tapado hasta que enfríe. (Yo lo he dejado 24 h)
Colar y embotellar.
Sirve para: aromatizar carnes, pescados, ensaladas, repostería (para quien le guste hacerla con aceite) yogur, en las tostadas con queso fresco, en la miel...