Vamos a comenzar por confesar el pecado, porque es verdad, esta receta no es alioli tradicional, que es una salsa que se realiza emulsionando aceite y ajo en un mortero y que no sólo es más difícil que ésta, que, para ser más justos debería llamarse "ajonesa" (pero creo que eso no existe) o mahonesa con ajo o... bueno, ya me entendéis.
De acuerdo, no es un alioli tradicional, pero está buena, es más fácil y el nombre me ha parecido el más adecuado. Al fin y al cabo hay quién hace alioli añadiendo ajo a la mahonesa y no, ese es el otro extremo, ¡no soy tan vago!.
Lo que he hecho ha sido hacer una mahonesa en la que se han incorporado unos ajos previamente confitados en aceite de oliva virgen extra. Precisamente va a ser ese el aceite que hemos utilizado para la elaboración de la receta (podéis utilizar otro aceite más neutro y que aporte menos sabor y color).
¿Y para que sirve esta salsa?, pues es ideal para acompañar pescados, arroces marineros, mojar pan y, como dice el gran Leo Harlem, untártela por el cuerpo, porque está rica de verdad, te hace totalmente irresistible para olfatos de gourmets y seguramente no te vuelva a picar un mosquito en tu vida.
Lo que conseguimos al confitar los ajos es reducirles el "bravio", van a picar mucho menos y el sabor ajo-azafrán va a estar mucho más integrado.
Dicho todo esto, vamos al lío.
Ingredientes:
Un huevo.
4 Dientes de ajo.
Azafrán.
AOVE.
Unas gotas de vinagre (yo me he arriesgado y lo he sustituido por salsa Worcestershire).
Sal.
Elaboración.
1.- Sacamos el huevo de la nevera para que se vaya templando y mientras, ponemos el aceite a calentar a una temperatura muy baja, que no llegue a 60ºC. Pelamos los ajos y los añadimos al aceite junto con unas 10 hebras de azafrán. Dejamos confitar durante unos 20 minutos.
2.- Dejamos enfriar el aceite.
3.- En el vaso de la batidora incorporamos el huevo, los ajos y el azafrán confitados, una pizca de sal, unas gotas de vinagre (o zumo de limón o salsa Worcestershire...). Apoyamos la batidora en el fondo y, sin levantar, comenzamos a batir mientras con la otra mano incorporamos el aceite en un hilo, poco a poco.
4. - Seguimos añadiendo aceite y comprobando textura hasta alcanzar la que deseamos. Si a estas alturas no se te ha cortado, ya será difícil que lo haga y puedes levantar el brazo de la batidora. Finalmente comprobamos el punto de sal.
5.- A la hora de servir podemos reservarnos unos cuantos estigmas de azafrán para colocarlos sobre la salsa, que queda muy pintón.