Estas Navidades traje de la isla de La Palma una cantidad exagerada de almendras cultivadas allí, ya en aquel momento las fotografié y lo comenté en mi Fanpage, era un regalo que me hacían y estaba muy emocionada por ello. Para mi estas almendras son estupendas porque no salen amargas, son de muy buena calidad.
Además de eso yo soy una persona a la que le encantan los productos desde la materia prima, me gusta hacer el proceso a mí misma y quiero mostraros como lo preparo.
Ingredientes:
Almendras, sin pelar, naturales, a ser posible de origen cercano a tu localidad.
Elaboración:
Necesitamos un martillo, si, si un martillo, porque las almendras son bastante duras, las golpeamos con un golpe seco y si no se parten debemos darle otro golpe, pero mucho cuidado porque si golpeamos demasiado se nos partirían y ya no nos servirán para platos que requieran almendras enteras, pero no vamos a tirar nada, las almendras que se nos partan en dos o más trozos las aprovecharemos para luego picarlas y utilizarlas troceadas en algunas recetas.
Cuando tengamos las almendras sin las cáscaras duras, pondremos a hervir agua y cuando esté hirviendo introducimos las almendras y apagamos al minuto o dos minutos.
Escurrimos el agua y antes de que las almendras se enfríen, aún calientes las presionamos y de forma increíble se despegará la piel marrón y nos quedamos con las almendras peladas.
Si vamos a utilizar las almendras en pocos días, bastará con que las sequemos sobre un papel de cocina.
Pero si por el contrario deseamos conservar las almendras durante largos periodos de tiempo, colocamos las almendras sobre una bandeja de horno tostamos las almendras a horno medio durante unos minutos, todo dependerá del color que deseemos darle a las almendras.
Yo estas las he tostado ligeramente porque deseaba trocearlas para decorar varios postres.
Tal vez os pueda parecer demasiado trabajo, pudiendo comprarlas peladas y troceadas o laminadas, pero os aseguro que el sabor no tiene punto de comparación y que mi hija y yo pasamos una tarde muy entretenidas con los martillos.
Suerte con vuestros intentos y ¡buen apetito!.