Tendríais que ver la tristeza de mi táper de hoy. Es tan triste tan triste, que a pesar de que a las 9 de la mañana ya habría podido comerme una paella con pan (viva el hidrato) con una ensalada, y con un helado de postre, no he tenido valor para comerme el táper aún y ya hace 5 horas que mis tripas cantan una saeta doliente. La parte buena es que lo triste engorda menos. La mala, además de la tristeza, es que cuando llego a casa me tiro haciendo el ángel sobre cualquier cosa de comer con aspecto bonito y apetitoso.
Y cuando digo que me tiro es que soy capaz de escamotearles la comida hasta a las carnes de mis carnes que son mis hijas queridas pero a las que cuando tengo hambre no recuerdo haber parido.
Así me pasó en una ocasión en la que el táper que me había llevado a la oficina también fue de saltar las lágrimas, cuando con toda mi ilusión de buena madre pensé en hacerles a mis nenas esta merienda que sabía que les iba a encantar...
Corrí el tremendo riesgo de comprar un bote de Nutella a pesar de que ha estado prohibida en mi hogar en los últimos meses porque el peligro sofá-nutella-a-cucharadas-me-he-ventilado-tres-cuartos-del-bote siempre está ahí dados mis antecedentes. Pero sabiendo que iba a tener que tirar de mi fuerza de voluntad, lo compré por hacerles esta monada de merienda.
Compré los pistachos y los piqué a cuchillo sin caer en la tentación de despistar alguno a la boca. Y pelé las bananas con una pinza en la nariz para evitar que me llegara el aroma que tiene una banana madura y dulce y echarlo todo a perder.
Ya cuando vi que estaba necesitando la pinza para la nariz supe que aquello no andaba bien. Mis niñas queridas, las destinatarias de MI merienda empezaron a parecerme más bajitas y con pelos en los pies. Ya estaba dudando de si las había traído yo al mundo en los madriles o su verdadero origen era La Comarca en la Tierra Media. De hecho, en pocos minutos, la mayor con su pelo rubio ya era Bilbo Bolsón de joven y la pequeña con su pelo oscuro empezaba a parecerse a Frodo. Todo encajaba. Querían quitarme MI merienda. Mi tessssoroooo.
Para que luego digan que la enajenación mental transitoria no es una realidad. Un shock post-traumático generado por mi táper de tristes lonchas de pavo con un huevo duro.
No es la primera vez que mi Smeagol - Gollum personality me juega una mala pasada. En esta ocasión el momento Smeagol lúcido me permitió engañarme a mí misma diciéndome que no les daba aún
Imagino que ya podéis anticipar que tal cosa no sucedió. Mientras hacía las fotos me comí algún trozo por exigencias del guión: que si lo cojo con los palillos y se me cae y total ya me lo como porque se ha quedado un poco aplastado; que si lo cojo con los palillos y no se me cae pero ya que lo tengo cogido para que lo voy a soltar... y todo acabó conduciendo a que se desencadenara mi venganza sobre el triste táper y me abalancé a tumba abierta y sin palillos sobre la merienda robada a sus legítimas dueñas. Y se quedaron sin catarla. Bueno, la cataron al final porque cuando se aplacó mi furia vengadora de táperes tristes les preparé otra banana para ellas e incluso me ayudaron a hacerla.
En fin, que esto no tiene ni receta porque es muy fácil, pero os digo cómo lo hice por si tenéis el día del táper triste y necesitáis alegraros la tarde. Eso sí, no contéis con que lo vais a compartir porque no creo que lo consigáis.
Ingredientes
una banana grande (o plátano, pero es que a mí me gustan más las bananas. Mi corazón es español pero mi paladar bananil es de Costa Rica, lo siento)
Nutella
Un puñado de pistachos sin cáscara
Una cucharada de semillas de amapola
Preparación
Pela la banana. Puede parecer un paso obvio pero nos conocemos ya...
Pica los pistachos con el cuchillo en trocitos pequeños.
Con una cuchara, o una espátula, o un cuchillo embadurna bien un lado de la banana hasta que quede cubierta con una buena capita de Nutella.
Esparce los pistachos en un plato llano y pasa la banana por el lado de la Nutella por encima para que se "reboce" en los pistachos.
Haz lo mismo con las semillas de amapola o directamente échaselas por encima. Se irán quedando pegadas a los huequitos libres entre los pistachos.
Presiona ligeramente con los dedos para que se queden los toppings bien adheridos a la Nutella.
Mételo al congelador durante unos 15-30 minutos.
Córtalo en rodajas y a comer.
Cosas a tener en cuenta:
- el "rebozado" tiene mil posibilidades: crocanti, almendra laminada, coco rallado, nueces picaditas, fideos de colores, choco krispis...
- En vez de Nutella el pringue puede ser mantequilla de cacahuete.
Falete un día que se llevó de comer un táper de jamón york y apio y acabó haciendo el ángel sobre la merienda de alguien.