Que lo sencillo siempre da mejor resultado que lo más complicado-enrevesado-liado-difícil-y/o-confuso queda de nuevo confirmado con esta receta. Hiper sencilla, elaborada en un ratito suelto una tarde cualquiera, y sin necesidad de encender el horno ni ensuciar demasiados cacharros (esto último, algo fundamental para alguien como yo, que intenta por todos los medios utilizar los mínimos chismes con tal de fregar la menor cantidad posible de elementos).
Apta para los menos duchos en el arte repostero, el resultado es sorprendente. Fáciles, deliciosas y con una presentación más que aceptable.
Sin pretenderlo, se ha convertido en una de las recetas favoritas en mi casa. De ahí que hayan desaparecido en un abrir y cerrar de ojos. Con deciros que gustaron más que el caramel cake que preparé para el cumpleaños de Merlín, creo queda sobradamente claro que están tremendas.
Lo cierto es que hasta a mí me sorprendió el resultado. Cuando me puse a hacerlas, ni siquiera pensé en que las publicaría por aquí. No confiaba en que la mezcla endureciera, tampoco en su sabor. A pesar de contener una buena cantidad de dátiles (que me encantan), creí que sabrían demasiado a mantequilla de cacahuete, y que un primer y único bocado sería más que suficiente. Pero no. Al contrario. Me encontré con que comer sólo una no era suficiente.
Barritas de dátiles y mantequilla de cacahuete (sin horno):
Receta adaptada de la revista Mía (de nuevo, no os puedo decir el número; arranqué la hoja, la guardé y ni me di cuenta de apuntar el número de la publicación). En cuanto a las variaciones que le he hecho a la receta: le cambié algún ingrediente por otro, aumenté la cantidad de dátiles y las decoré con chocolate negro.
INGREDIENTES (para 12 barritas)
250g de dátiles sin hueso y picados
80g de miel
140g de mantequilla de cacahuete
140g de copos de avena
60g de almendra molida
60g de pipas de girasol peladas
80g de cacahuetes
75g de chocolate negro para fundir
PREPARACIÓN
Ponemos a remojo los dátiles cubiertos por agua caliente, durante 10 minutos. Los escurrimos y añadimos la miel, la mantequillas de cacahuete, los copos de avena y las almendras. Trituramos toda la mezcla con la batidora. No hace falta que seáis muy concienzudos en que todo quede perfectamente triturado, no pasa nada si queda algún pedacito de avena o dátil sin triturar; de hecho, yo prefiero que quede algún trocito.
Agregamos las pipas de girasol y los cacahuetes. Y removemos para que se repartan.
Forramos un molde rectangular de 20 x 26cm, aproximadamente, con papel vegetal y vertemos en él la mezcla anterior. La extendemos perfectamente y alisamos muy bien la superficie. Cubrimos con film y reservamos en el frigorífico un mínimo de 2 horas.
Transcurrido este tiempo, cortamos las barritas con la ayuda de un cuchillo caliente y húmedo, y las vamos colocando sobre otro papel vegetal.
Fundimos el chocolate y lo repartimos en forma de zigzag sobre cada una de las barritas. Dejamos secar unos minutos el chocolate y reservamos las barritas en el frigorífico hasta el momento de comerlas.
¡¡¡Un besazo!!!