Ingredientes:
2 hojas de hojaldre refrigerado o congelado como más os guste
1 lata de cabello de ángel. (yo tenía en casa un tarro de cabello de ángel artesano)
1 huevo (para pintar el hojaldre)
Azúcar (para espolvorear)
Canela en polvo (al gusto)
Preparación:
Extendemos las hojas de hojaldre. Normalmente vienen dos. Con ayuda de un rodillo, las intentamos dejar más o menos del mismo tamaño.
Precalentamos el horno a 200ºC.
Seguidamente añadimos el cabello de ángel y con la ayuda de una espátula, extendemos uniformemente por toda la lamina de hojaldre, dejando un marco de un centímetro por cada lado.
Aprovechamos cuando hayamos extendido el cabello de ángel para espolvorear con un poco de canela en polvo, lo que le dará un sabor exquisito.
En un bol batimos un huevo y con un pincel de silicona, pintamos los bordes para poder pegar la lámina de hojaldre que pondremos encima a modo de tapa.
De esta forma quedaría nuestra bayonesa, casi terminada...
Marcamos los cuadrados del tamaño que deseemos: si los hacemos en porciones más grandes serán bayonesas propiamente dichas y si hacemos los cuadraditos más pequeños serán "cortadillos". De cualquier manera, para marcar el tamaño que queremos, podemos utilizar una rueda cortapizzas, sin marcar en profundidad; nos servirá de guía una vez horneada la plancha de hojaldre, para poderla cortar con el cuchillo. Volvemos a pintar el hojaldre con huevo batido, y espolvoreamos con azúcar por encima.
Y así más o menos os tiene que quedar antes de hornear.
Metéis la bandeja en el horno durante unos 20 a 25 min (yo con 20 minutos ya tenía el hojaldre doradito por arriba como veis en la foto).
Se saca del horno y se deja enfriar por completo. Cortamos las porciones con un cuchillo de sierra.
Con esta receta de hojaldre, aprovecho para participar en el reto mensual de Facilísimo del mes de
noviembre.
Este es el resultado final. ¿Fácil, verdad? Estoy segura de que con un cafetito por la tarde, estas sencillas bayonesas harán las delicias de vuestros invitados y amigos. ¿Os animáis?Saludos
María José
Y recuerda... ¡pon un dulce en tu vida!