Bechamel fit
Llevaba tiempo con ganas de experimentar en el campo de la bechamel y para la próxima receta, ¡¡esta bechamel os va a encantar!!
A diferencia de la bechamel tradicional con harina integral de cereales, esta bechamel aporta casi la mitad de hidratos, pero el doble de proteína, por lo que la convierte en una bechamel muy recomendable si buscamos algo bajo en hidratos.
¿El secreto? Que no he utilizado harina de cereales, sino de guisantes. Y, si te gustan los guisantes... ¡agárrate que vienen curvas! Está de escándalo y le da a las recetas un ligero toque dulce que queda simplemente perfecto.
Si, por el contrario, no te hace mucho tilín el sabor del guisante, puedes sustituir por harina de lentejas rojas o de soja, por ejemplo.
Te dejo aquí el link a la empresa donde lo he comprado a través de Amazon. Es una empresa española y tienen su propia web, por si quieres comprarles directamente a ellos. (Y no, nadie me patrocina), ya sabéis que lo que recomiendo lo hago desde mi experiencia y con cosas que ya he probado y me gustan y creo que pueden interesarle a alguien :)
Lo que me ha encantado de esta harina de guisantes es que espesa genial y compacta súper bien, cosa que con la harina integral no me había pasado y quedaba más líquida. Así que, si te inicias en los mundos de la bechamel, te aseguro que esta opción es súper sencilla y no vas a tener ningún problema en que quede una textura sedosa.
Seguiré experimentando con más harinas y opciones a la tradicional bechamel, por supuesto, también buenísimas. Así que, ya os traeré más cositas e ideas para que podamos poner en práctica esta bechamel (de momento) jiji..
¡Vamos a los fogones!
Ingredientes:
120 gr. de harina de guisantes
250 gr. de leche o bebida vegetal (unos 2 vasos aproximadamente)
30 ml. de aceite de oliva / 1 cucharada sopera de mantequilla
1 cucharadita de postre y 1/2 de cebolla en polvo
1/2 cucharadita de postre de nuez moscada
Sal
Pimienta
Procedimiento:
En un cazo, pon el aceite y caliéntalo.
Cuando esté caliente, añade la harina de guistante y mueve bien un par de minutos para que se cocine un poco y no sepa a crudo. Todo este proceso lo hice con el fuego al máximo.
Verás que al par de minutos la harina tomará un color verde más intenso. En ese momento, añade la leche. Mi recomendación es que añadas primero un vaso, vayas moviendo bien y deshaciendo los grumitos y sigas añadiendo la leche restante poco a poco hasta lograr la textura que más te guste.
Si te gusta más líquida, puedes agregar más leche, eso a gusto de consumidor. Ten en cuenta que cuando empiece a cocer va a espesar un poco y, al enfríar, espesará más.
Cuando hayas agregado la cantidad de leche que querías, añade también las especias y mezcla todo bien.
Lo mejor cuando hacemos bechamel es usar unas barillas para deshacer mejor los grumitos.
Baja el fuego y ponlo a intensidad media/baja y sigue removiendo bien sin dejar que borbotee muy fuerte.
Cuando hayas cocinado unos minutos y veas que ha espesado un poquito, que tienes una mezcla lisita sin grumos, prueba de sabor y, en caso de ser necesario, rectifica de sal o alguna especia.
Remueve un poquito más y ¡listo!
Estáte atento/a porque mañana te dejo una idea perfecta para que pongas en práctica esta riquísima bechamel fit este fin de semana.