Ingredientes:
Para los bizcochos:
6 huevos.
100 gramos de azúcar.
100 gramos de harina.
Ralladura de un limón.
Para el almíbar:
2 vasos de agua.
1 vaso de azúcar.
La piel de un limón.
Un tallo de canela.
Un chorro generoso de ron.
Yema quemada:
Receta AQUÍ
Elaboración:
Comenzamos preparando el bizcocho. Para ello batimos las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Por otro lado montamos las claras a punto de nieve y cuando estén listas las mezclamos con las yemas que teníamos reservadas (lo hacemos con suavidad para que evitar que bajen). Finalmente añadimos la harina tamizada con movimientos envolventes y la ralladura de limón.
Vertemos la mezcla en una bandeja engrasada (a mi me gusta que queden gorditos así que use una pequeña) y horneamos a 190 grados unos 20 minutos (aunque el tiempo, como siempre, dependerá de cada horno).
Una vez listo sacamos del horno, esperamos que enfríe y cortamos en porciones.
Procedemos a preparar el almíbar. En un cazo vertemos el agua junto al azúcar, la piel de limón y la rama de canela. cuando comience a hervir añadimos el chorro de ron y dejamos unos minutos hasta que nos quede una textura similar a un jarabe. Cuando haya atemperado remojamos en ella las porciones de bizcocho y reservamos (en la foto veis que estoy con un pincel pero fue para terminar un poquito de almíbar que me sobraba. Para que queden bien hay que remojarlos.
Preparamos la crema de yema siguiendo la receta que veréis AQUÍ. Una vez lista colocamos una capa generosa sobre cada uno de nuestros bizcochos ya emborrachados.
Espolvoreamos con un poco de azúcar moreno y con ayuda de un soplete o plancha quemamos la parte superior.
Y listo. Ya tenemos nuestros bizcochos borrachos listos.