Cada mes disfruto más del reto Reposteras por Europa que organiza genialmente Pili, de Thotom a la cuina. Gracias a este reto estoy descubriendo muchísimas recetas de la repostería europea que de otra manera, no habría llegado nunca a ellas. No solo por la receta que hago cada mes de un país diferente, si no que la labor de investigación que tienes que hacer para dar con la receta con la que vas a participar, te hace leer e informarte de infinidad de recetas cada mes de un país europeo diferente.
Este mes le tocó el turno a Suecia y como repostera jefe está Eva de Cuinant entre llibres. Antes de ponerme a buscar recetas, tuve claro que iba a participar con esta que os presento. Porque me encantan estas caracolas, su masa, el sabor de la canela, el olor que desprenden al hornearlas y porque ya las había hecho previamente y sabía que serían éxito seguro. Anímate a probarlas porque no tienen ninguna dificultad y porque cualquier momento del día es bueno para acompañarlas de un café, un te o un vaso de leche.
INGREDIENTES:
Para la masa:
500 gr. de harina de trigo
80 gr. de mantequilla
8 gr. de levadura seca de panadería
80 gr. de azúcar
200 ml. de leche
1 huevo
5 gr. cucharadita de sal
Para el relleno:
65 gr. de mantequilla
35 gr. de azúcar
2 cucharadas de canela en polvo
Cobertura:
1 huevo batido
Semillas de amapola
Almendras en trocitos o en láminas
ELABORACIÓN:
En un cazo a fuego muy bajo, derretimos la mantequilla. Retiramos del fuego y añadimos la leche y la levadura. Removemos y reservamos.
En un bol ponemos juntos el azúcar, la sal y el huevo y lo removemos. Juntamos esta mezcla a la mezcla anterior de leche, levadura y mantequilla.
Añadimos ahora la harina tamizada y mezclamos bien hasta que se integren todos los ingredientes y obtengamos una masa lisa.
Si tienes batidora con accesorio para amasar, ponemos la masa durante 10 ó 12 minutos a velocidad baja. Pero si no tienes batidora, no te preocupes, enharina ligeramente la encimera y amasa la masa con las manos hasta que obtengamos una masa lisa y suave y que no se nos pega nada a las manos.
Engrasamos ligeramente un bol con un poquito de aceite de oliva e introducimos la masa. Cubrimos el bol con un paño de algodón y dejamos que leude la masa durante 1 hora aproximadamente. Tiene que doblar su tamaño.
Sobre la encimera ligeramente enharinada, estiramos la masa con ayuda de un rodillo hasta formar un rectángulo.
Derretimos la mantequilla que teníamos destinada para el relleno y pintamos con ella y con ayuda de un pincel, toda la superficie de nuestro rectángulo.
Mezclamos el azúcar del relleno con la canela y espolvoreamos esta mezcla sobre la mantequilla que acabamos de untar, intentando llegar a todos los bordes para que así el relleno nos quede repartido de manera uniforme.
Por el lado del rectángulo más próximo a ti, comenzamos a enrollar tratando de apretar un poco para que luego no se nos abran los rollitos en el horno.
Cuando lleguemos al final, pintaremos un poco con leche la última parte a modo de “pegamento” para que así quede bien sellado nuestro rollo y no se despegue.
Con un cuchillo muy afilado comenzamos a cortar las caracolas de aproximadamente 1 cm. cada una y las vamos disponiendo en una bandeja forrada con papel de hornear, tomando la precaución de mantener cierta distancia entre ellas ya que todavía van a aumentar más de tamaño. Cubrimos las caracolas con un paño de algodón y dejamos leudar la masa durante 30 minutos aproximadamente.
Después de 15 minutos, precalentamos el horno a 220º C. para que esté bien caliente en el momento de meter nuestros rollitos de canela.
Pasada la media hora de reposo, pintamos las caracolas con huevo batido y espolvoreamos con un poco de semillas de amapola, trocitos de almendra o simplemente con un poco de azúcar.
Introducimos la bandeja en el horno durante 10 minutos o hasta que las caracolas adquieran su característico color dorado.
Sácalas del horno y deja que se enfríen completamente sobre una rejilla.
ALGUNAS ACLARACIONES:
Si quieres las caracolas más pequeñas, divide la masa en dos antes de estirarla y prepara dos cilindros diferentes de los que te saldrán caracolas más pequeñas.
Los puedes comer fríos o bien templados introduciéndolos unos segundos en el microondas o en la tostadora. Son maravillosos de las dos maneras.
Puedes congelar una parte e ir sacándolos conforme los vayas a consumir. No tienes más que sacarlos del congelador una hora antes de ir a consumirlos. Mételos unos minutos en el horno y verás como tus rollitos de canela resultan como recién hechos.