Hoy vamos a ver una receta de brochetas de pollo diferente, con aliño de curry y acompañadas de guarnición de ensalada, todo muy sanito.
El curry es una mezcla de especias que se utiliza en la cocina asiática, en Oriente Medio y en la India. Su ingrediente principal es la cúrcuma que pertenece a la familia del jengibre y es el causante del color amarillo del curry. También contiene cilantro, canela, semillas de mostaza, pimienta de cayena y cardamomo. Posee propiedades antiinflamatorias, puede reducir el riesgo de padecer diabetes y bajar los niveles de colesterol. La cúrcuma es fuente de beneficios antioxidantes que ayudan a nuestro cuerpo a protegernos de la acción de los radicales libres. El consumo regular de curry puede prevenir el riesgo de padecer cáncer. La receta de hoy es por tanto, una manera muy saludable de introducir este magnífico ingrediente en nuestra dieta. Veamos el listado de utensilios que vamos a usar:
1 cuchara de madera
4 palillos para brochetas
1 cuchillo afilado
Papel para hornear
1 bol
En cuanto a los ingredientes, la lista para 2 personas será la siguiente:
2 pechugas de pollo
1 cucharada de polvo de curry
1 cucharada de tomillo seco
2 cucharadas de aceite de oliva
Sal
Pimienta negra
Pimienta blanca, verde y rosa (opcional)
1 tomate
1 pepino
1 cebolla morada
Unas hojas de lechuga
2 rodajas de limón
2 hojas de menta o un poco de tomillo o romero (opcional)
Los palillos para brochetas los venden en todas las grandes superficies y suelen ser de madera. En cada paquete vienen un montón, así que os cundirán para muchas veces. Respecto a las pechugas de pollo yo suelo comprar una bandeja con varias y las que no uso las congelo para la próxima vez. Así sale mucho más barato y nos ahorramos ir tanto al super. En cuanto al tema de la pimienta, como veis, he puesto de todos los tipos, eso es porque suelo comprar un bote en el que vienen todas mezcladas. Es fácil de conseguir en cualquier supermercado y vale menos de un euro.
Ahora veamos el proceso de preparación de este sencillo plato. Primero sacamos la bandeja del horno y le ponemos un papel para hornear. Con este gesto nos ahorramos tener que lavarla después, precalentamos el horno a 200º durante 10 minutos. Mientras tanto, troceamos las pechugas (una por persona). Para ello las partimos a lo largo y después cada trozo lo cortamos en trozos más pequeños.
Ponemos la carne en el bol y añadimos el curry, el tomillo, la mezcla de pimientas, una cucharada de aceite y la sal. Removemos bien el conjunto ayudándonos de la cuchara de madera. A continuación, pinchamos los trozos de pechuga en cada palillo para brocheta. Y los vamos acomodando en la bandeja del horno.
Horneamos la carne el tiempo necesario para que esté a nuestro gusto, unos 30 minutos. Girando las brochetas de vez en cuando para que se hagan por todas partes.
Mientras se hornea el pollo, vamos a preparar una guarnición con ingredientes frescos y sanos. En primer lugar lavamos y cortamos la lechuga, el tomate, el pepino y la cebolla. Podéis ver un truco para cortar la cebolla en el artículo de la pizza casera de cebolla y queso. La cebolla morada que vamos a poner es más vistosa y dulce que la blanca y además contiene mayor cantidad de antioxidantes. Por tanto es ideal para preparar las ensaladas.
A la hora de servir, colocaremos las brochetas junto con la guarnición de ensalada y lo decoramos con una rodaja de limón y una hoja de menta o un poco de romero (del que ya vimos sus cualidades) o tomillo, según lo que tengamos en la despensa. Aliñamos la ensalada con sal, aceite y la mezcla de pimientas.
Os dejo un último truco, de la misma forma que hicimos en este artículo, también aquí podemos congelar la carne de pollo, así nos ahorraremos trabajo de preparado y lavado la próxima vez que queramos disfrutar de este plato. Así que la idea sería cortar más pechuga de la que vayamos a consumir y una vez aliñada, guardamos una parte usando para ello bolsas de congelación. Lo mejor es guardar una ración por bolsa y así descongelamos según los comensales. Escribimos la fecha en el exterior de la bolsa, ya que puede durar de 6 a 7 meses. Para los más golosos, no os perdáis el próximo artículo donde veremos una receta muy rica de un postre ligero.