Carnaval, carnaval... Carnaval te quierooo!! La la la la la la la la... Bailaremos sin parar, en el mundo entero... Me encantan los carnavales, son una de mis épocas favoritas del año! Son días de fiesta en los que desbordamos alegría, creatividad y disfrutamos tanto de los disfraces como de las comilonas en familia.
En Galicia tenemos un montón de comidas tradicionales de los carnavales, hasta tenemos el día internacional del cocido, que encontraréis en las redes sociales bajo el hastag #CocidoDay (me ha salido el orgullo patrio). Pero como en Punto de Lu somos más de darle al dulce, os proponemos una receta que, aunque típica de estas fechas, se puede hacer todo el año. Es muy sencilla, hacen falta pocos ingredientes y están riquísimos, se trata de... ¡Los buñuelos de viento!
Esta receta se hace año tras año en mi casa o, al menos, así lo recuerdo desde que tengo uso de razón. Y, a pesar de ser conocida oficialmente como buñuelos de viento, mi abuela y mi madre le han puesto mil y un nombres: fritos de aire, pedos de monja... Vamos, que es una receta de las que se apuntan en una libreta y se van transmitiendo de generación en generación, con lo que esto conlleva, que se cambien las cantidades, que varíe alguno de los ingredientes y hasta se le cambie el nombre! ;)
Para hacer la receta de mi abuela, tuve que hacer un "estudio" y poder sacar las cantidades más o menos exactas, ya que en la receta original todo era "a ojo", así que finalmente haciendo pruebas y midiendo cantidades he llegado al resultado final. Para hacer buñuelos de viento para dos personas (dependiendo de lo golosos que seáis) necesitaréis los siguientes ingredientes:
1 huevo.
50 ml de agua.
2 cucharadas de harina de trigo.
1 cucharadita de levadura en polvo.
Raspas de medio limón.
Una pizca de sal.
Azúcar para espolvorear.
Elaboración:
Primero echamos en un bol el huevo con el agua y batimos. Luego añadimos las raspas del limón, una pizca de sal, la harina y la levadura (estas cantidades varían en función del número de huevos que empleemos para realizar la receta).
Mezclamos bien todos los ingredientes y rectificamos la cantidad de harina si fuera necesario. La textura de esta masa debe quedar similar a la de un potito de frutas de bebé, líquida pero un poco espesa.
A continuación echamos aceite de girasol en una sartén y la ponemos al fuego. Cuando esté bien caliente comenzamos a hacer nuestros buñuelos, para eso cogeremos porciones de masa con una cuchara y las dejamos dorar a fuego medio-alto (ellos mismos se dan la vuelta).
Cuando los veamos doraditos los sacamos de la sartén, les añadimos azúcar al gusto por encima y nos los comemos!!
Aunque fríos saben bien, templaditos están... ¡¡deliciosos!! Por eso os recomiendo hacerlos y comerlos en el momento, o al poco de acabar de hacerlos ;)
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