Son muchas las veces que he buscado recetas de carquinyolis y, como siempre, acabo adaptando alguna de las que encuentro a mi gusto. Después de algunas pruebas, he acabado quedándome con esta receta. Son fáciles de elaborar y el único truco es tener cuidado de que no se tuesten demasiado porque pueden pasar de ser crujientes a convertirse en un reto para la más sana de las dentaduras.Ingredientes
150 grs de harina de trigo.
100 grs de azúcar
100 grs de almendras crudas
1 huevo
ralladura de limón
1/2 cucharadita de café de levadura química
1/2 cucharadita de café de canela
un pellizco de sal
Empezamos haciendo un volcán con la harina tamizada con la levadura y la sal, añadimos el azúcar, la ralladura de limon y espolvoreamos la canela. En el centro ponemos el huevo y vamos amasando hasta que nos quede una masa compacta.
Aplanamos la masa y le añadimos las almendras lavadas y secadas para que no se cuele ningún trocito de cáscara.
Amasamos bien para que se integren las almendras de forma homogénea. Siempre con la superficie de trabajo bien enharinada para que no se nos pegue. Quedará más o menos así:
Partimos la masa en dos y hacemos dos barritas de 4 a 5 cm de ancho y unos dos de alto. Las pintamos con huevo batido para que quede brillante.
Horneamos a 175 grados unos veinte minutos con el fuego arriba y abajo y en el nivel del medio del horno. Quedará doradito, pero no demasiado.
Cortamos rebanaditas en caliente ayudándonos de un paño de cocina para no quemarnos. Si dejamos enfriar se endurece y ya no quedaría bien.
Disponemos los carquinyolis en la bandeja del horno como antes durante unos 5 minutos para acabar de tostarlos.
Cuando estén doraditos ya se pueden sacar y dejar enfríar. Hay que guardarlos como las galletas, en un recipiente de lata.
A comerlos y que aproveche!