Hoy hemos amanecido con un día típicamente otoñal: gris, lluvioso, con niebla espesa a primera hora de la mañana... Así que he pensado en poner una nota de color al día y enseñaros este cheesecake que preparé este fin de semana.
En realidad son dos cheesecakes, ya que con la misma receta en vez de preparar uno solo, tamaño grande he hecho dos de tamaño más pequeño.
La verdad es que es una buena idea cuando se quiere ahorrar tiempo, aprovechar que encendemos el horno y que el tiempo de horneado es largo y sobretodo, como es el caso, cuando se tienen dos eventos el mismo fin de semana.
Una de las ventajas de los cheesecakes es que se adaptan bastante bien a los imprevistos y que admiten multitud de variantes. Os explico... En principio estos cheesecakes iban a ser de frambuesas, pero como primero preparé el pastel de queso en sí y luego salí a comprarlas me encontré que como no había tuve que sustituirlas por fresas.
Como ya sabéis la combinación de lima-limón y frutas rojas me encanta, así que sin modificar ni un ápice la receta modificamos la decoración y el glaseado y listo. Pero si no hubieran habido fresas, tampoco hubiera pasado nada, Preparamos una crema batida de coco y listo, otro cheesecake diferente. O montamos unas claras y las quemamos con el soplete, o... No se nota nada que me encantan los cheesecakes ¿verdad?
Una de las tartas era para la cena de Halloween que organicé en casa el pasado sábado. La otra para el cumpleaños de mi mami, que celebramos ayer lunes. Dos celebraciones distintas, con personas distintas y en distintos días ¿por qué no aprovechar y hornear dos tartas a la vez? Sobretodo cuando vamos un poco justos de tiempo.
IngredientesCorteza
300 gr. de galletas artiach de limón
4 cucharadas de azúcar granulada
100 gr. de mantequilla derretidaTarta de queso
900 gr. de queso crema
1 taza de azúcar
Zumo de 2 limas
4 huevos grandes
Ralladura de 1 limaGlaseado y decoración
½ taza de agua
3 cucharadas de azúcar
4 cucharadas de mermelada de fresa
Zumo de ½ lima
Ralladura de ½ lima
2 hojas de gelatina neutra
300 gr. de fresasElaboración
Precalentamos el horno a 160º C.
Trituramos las galletas, añadimos el azúcar y la mantequilla derretida y mezclamos bien. Forramos el fondo de un molde desmontable de 28 cm. o 2 pequeños con la pasta de galletas.
Mezclamos el queso crema, el azúcar, el jugo de lima y la ralladura de lima juntos hasta que la mezcla quede cremosa.
Agregamos los huevos de uno en uno mezclando bien antes de añadir el siguiente, sin sobrebatir.
Vertemos la crema de queso sobre la corteza de galleta y horneamos durante 60 minutos o hasta que el centro del pastel se mueva pero el resto esté firme.
Apagamos el horno y abrimos la puerta y dejamos enfriar el pastel dentro unos 30 minutos. Dejamos que se enfríe por completo a temperatura ambiente y después refrigeramos (mejor toda la noche).
Al día siguiente, unas horas antes de servir la tarta preparamos el glaseado. Para ello hidratamos la gelatina en agua fría durante 20 minutos.
Mezclamos el agua, el azúcar, la mermelada y el zumo de lima en una cacerola y cocinamos sin tapar durante 10 minutos a fuego medio. Retiramos el cazo del fuego y dejamos que se enfríe un poco. A continuación añadimos la gelatina y revolvemos hasta que se disuelva por completo. Dejamos enfriar un poco.
Desmoldamos la tarta y la colocamos en un plato. Decoramos con las fresas y glaseamos la tarta por encima. Refrigeramos hasta que la salsa gelifique.
Suave y deliciosa. Se deshace en la boca y lo que siempre os digo: la combinación cítrica y pelín ácida de las frutas rojas es espectacular.
Una novedad fue preparar la base con galletas de limón, sí, de esas que tienen sabor a limón y entre medias tienen un poquito de crema de limón. Yo entiendo que a muchos no os gusta tanto el limón como a mi, pero por favor, hacedme caso y probadlas...
Y aquí tenéis las dos tartas, ambas decoradas con chocolate blanco una para una noche "terrorífica", la otra para una celebración amorosa, pero ambas deliciosas y compartidas en muy buena compañía.