Los andaluces nos hemos alimentado desde épocas remotas aprovechando la riqueza de los productos que nos ofrece nuestra tierra.
Desgraciadamente están cambiando las costumbres, la falta de tiempo y/o ganas de cocinar, la cocina precocinada y/o preparada que ya facilitan el trabajo está influenciando a que en gran medida se pierdan los platos tradicionales, como nos enseñaron nuestros mayores, y no tener en cuenta lo perjudicial de su consumo (no hay que olvidar los contenidos de dichas comidas: conservantes, estabilizantes, colorantes, etc..).
No hace mucho, me reí por un comentario acerca de éste tema, concretamente decía: “Últimamente, cuando realizamos una autopsia, lo primero que puede observar (en cuanto a alimentación se refería la persona que lo realizaba) es un cartelito que indica, hacendado”
Desde la más tierna infancia de mis hijos, he procurado que la dieta mediterránea esté en su dieta, nunca les alimenté con los famosos “potitos”, pero he de reconocer que hoy en dia es muy difícil, sobre todo a la juventud, alejarlos de las influencias externas y de las buenas costumbres gastronómicas: comer sano.
Una de esas verduras “difíciles” de comer (incluso algunas veces de cocinar, por el olor que desprenden) es la coliflor.
En ésta entrada de "Mi cocina", propongo coliflor esparragada (aunque en ésta ocasión no le he puesto pimentón), receta muy arraigada en la cocina antigua andaluza y en mi familia materna, un plato en sí mismo, pero también ideal como guarnición de carnes.
¿Cómo la hago?
Cocer en abundante agua con un puñadito de sal, la coliflor cortada en ramas, desechando los tallos más duros.
Una vez cocidas, escurrir bien.
En una sartén poner un buen chorreón de aceite de oliva virgen.
Echar tres o cuatro dientes de ajo, muy picaditos (cuanto más coliflor, más ajitos).
Agregar la coliflor, chafandola con un tenedor, de tal manera que quede hecha puré y bien mezclada con los ajos.
Empezar a freir a fuego lento, no parando de remover continuamente, separando y dándole vueltas, con cuidado de que no se queme hasta conseguir que tome un color dorado uniformemente. Salar al gusto.
Aconsejo: acompañar con huevo frito (eso sí en aceite de oliva virgen malagueño: de Ardales, de Periana, de......... ).
¡¡Buen provecho!!