El Doctor dice que en 5 años nosotros no vamos a poder comer chocolate. Que no se está produciendo suficiente cacao como para todo el que se consume en el mundo, que China no sé cuanto y que será un producto de lujo casi inaccesible.
Convengamos que mi marido es un poco fatalista. Pero me metió dentro un miedo, una visión espantosa.
Está claro que nuestro mundo sin chocolate sería un lugar despreciable y bla bla bla. Pero no fue esto lo que me aterrorizó. Fue otra cosa.
¿Y si aparecen los culperos del chocolate?
¿Y si el chocolate se vuelve un bien que, aún existiendo, hay que ahorrar o intentar no comer? ¿Y si comer chocolate empieza a ser políticamente incorrecto?
La mayoría de las cosas que aprendí en la infancia hoy están mal. Para alguien, están mal. Tomar la leche, el símbolo del niño que se porta bien, ahora está mal. Comer carne, caca. Criar niños, lavar la ropa: sos la peor. Casarse, solo para gays. Vacunar, las vacunas también está mal. Pescado, ojo que si es muy grande tiene mercurio, informate bien si la especie no peligra. Ah, y llevá un centímetro a la pescadería, medilos, porque si son demasiado pequeños, flagelo. No uses tacos, ¿sos pelotuda? Te están oprimiendo. Industrializados, horror de los horrores, andá a saber qué tienen. Fruta y verdura, dale, pero sin pesticida. ¿Y si son transgénicos?, ¿cómo sé si son transgénicos? Si me piropeás te mando a la policía. Azúcar y sal: dos demonios. Y el dulce de leche es pura azúcar. Todo es pura azúcar. Y pollo: solo si es de campo, alimentado con mijo orgánico y criado al aire libre por un buen hombre llamado Pablo.
Yo lo tengo claro, soy una
Bueno, todo esto viene a que con lo del chocolate encontré mi límite. Sí hay límite. Yo tengo un límite. Y es el chocolate.
Santo Dios de la Vauquita, no permitas que esto suceda. Pero si sucede, si alguna vez aparecen estos chocoganos, estos neochocolatistas a exigirme que me sienta culpable por comer chocolate, sépanlo: ahí se acabó todo. Ahí se van todos al mismísimo carajo. Ahí cierro la puerta y me voy a comer un pancho a Constitución.
Ingredientes
1/2 taza de chips de chocolate semi amargo (o chocolate rallado)
1/2 taza de granola crujiente
Cómo hacer bombones de chocolate crocantes
1. Poner a derretir el chocolate a baño maría. Reservar 2 cdas. de chips sin derretir. Que el agua no hierva.
2. Cuando esté bien derretido, retirar del calor y añadir las 2 cdas. de chips reservadas. Revolver enérgicamente hasta que estos chips se derritan con el propio calor del chocolate. El motivo por el que hacemos esto es para bajar la temperatura del chocolate derretido.
3. Agregar al chocolate la granola y remover bien.
4. Colocar cucharaditas pequeñas de la mezcla en una placa cubierta de papel manteca.
5. Llevar al congelador por media hora, luego reservar en la heladera. Quedan buenísimos, súuuper crocantes, y si el chocolate es bueno, se deshacen en la boca.
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Cómo hacer bombones de chocolate crocante. Coqui y yo: dos angurrientos del chocolate.
Bombones de chocolate crocante + en 20 años no habrá más chocolate
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