Pero si todavía te queden dudas sobre cuáles son las propiedades y beneficios del kéfir, si tiene contraindicaciones o simplemente quieres saber cómo hacer kéfir en casa en el siguiente artículo te contamos todo sobre el kéfir de leche.
¿Qué es el kéfir y para qué sirve?
Como decíamos al inicio del artículo, el kéfir es un hongo con propiedades curativas ya que contiene levaduras y bacterias probióticas, y cuya apariencia a partir de nódulos unidos puede recordarnos a la de la coliflor, aunque el kéfir es más blandito y esponjoso.
Aunque el más común es el kéfir de leche (cuando el hongo fermenta la leche), también existen el kéfir de agua (de estética similar a la limonada) y el kéfir de té. Es el mismo tipo de hongo, simplemente causa reacciones diferentes, al encontrarse en medios también distintos.
En el caso del kéfir de leche, que es el que trataremos en este post, el hongo se le añade a la leche y tras varias horas de reposo en ella; comienza a fermentarla a partir de sus bacterias probióticas (Lactobacillus acidophilus) transformando la lactosa en ácido láctico. De esta manera, obtendremos una bebida de aspecto similar al yogurt, aunque un pelín más liquida y ácida. Por eso es recomendable que cuando tomemos kéfir, para rebajar su acidez, le añadamos otros ingredientes azucarados como la miel, edulcorantes o algún tipo de fruta.
Propiedades y beneficios del kéfir
Consumir kéfir ayuda a regular nuestro organismo y aumenta sus defensas. Por ello, es un producto altamente recomendable. Entre los beneficios y propiedades más destacadas que se le atribuyen al kefir, podemos mencionar las siguientes:
Es digestivo
Colabora en la asimilación de los alimentos y nutrientes por el organismo. Así, ayudan a hacer de una manera más rápida la digestión de los macronutrientes como los lípidos y proteínas.
Además, descompone fácilmente la lactosa, lo que ayuda especialmente a las personas que tengan desórdenes intestinales o intolerancia a este alimento.
Regenera la flora intestinal
Potencia la generación de la microflora intestinal y provoca también que se autorregule correctamente.
Ayuda a reducir el colesterol
Aumenta las defensas de nuestro organismo
El kéfir realiza acciones protectoras contra los microrganismos patógenos que se encuentran en nuestro organismo. También ayuda a neutralizar las toxinas del exterior de nuestro cuerpo y por las que éste se pueda ver afectado.
En resumen, podríamos decir que el kéfir es un potente probiótico, por lo que su consumo es especialmente recomendable cuando nuestro cuerpo tenga las defensas bajas, es decir, en invierno, periodos de estés, mala alimentación
Además de las propiedades que os acabamos de detallar, el kéfir puede tener contraindicaciones en los siguientes casos:
Personas con estómagos sensibles
En ocasiones, el consumo excesivo de kéfir puede producir hinchazones intestinales, diarrea y la apariencia de gases. Si este es tu caso, te recomendamos que vigiles la influencia del kéfir en tu dieta durante un par de días, y si ves que puede ser el causante de estos efectos, simplemente deberás retirarlo.
Ten también precaución en el consumo del kéfir si has sufrido anteriormente otras infecciones causadas por hongos (como la candidiasis) o si estás en tratamiento médico con inmunodepresores.
¿Cómo hacer kéfir en casa?
Si buscas cómo preparar kéfir de una manera sencilla sin salir de casa. En este post encontrarás paso a paso cómo hacer kéfir y cómo tomarlo posteriormente:
Quizás el punto más difícil en la preparación del kéfir es encontrar los gránulos de este hongo. Seguramente, habrás oído que muchas personas cultivan kéfir en su casa y que posteriormente se lo regalan a amigos y familiares que también han oído hablar de este hongo para que lo cultiven ellos más tarde.
No obstante, en nuestro caso no contábamos con personas cercanas a las que pedir un trocito de kéfir. Si este es vuestro caso, es decir, no tenéis ningún amigo o familiar que cultive kéfir en su casa y estáis buscando granos de este hongo, a continuación os mostramos cuál es el que compramos nosotros.
Tenemos que decir que nos llegó perfectamente a casa y que el resultado que nos ha dado ha sido magnífico. De hecho, ahora somos nosotros quienes ofrecen kéfir a sus personas cercanas.
¿Dónde comprar kéfir?
Aunque os proponemos varias opciones para comprar kéfir, nosotros os recomendamos los gránulos de kéfir de KEFIRALIA, fue el que nosotros compramos y el que tan buenos resultados nos ha dado (es el primero de la lista).
También podéis ver que hay kéfir de agua (de KEFIRALIA) podéis probar a comprar el pack de los dos (kéfir de agua y kéfir de leche) y ver cuál es el que más os gusta.
Una vez contemos con los gránulos de kéfir, introduciremos 3 cucharadas soperas de kéfir en un bote de vidrio o cristal (que pueda cerrarse herméticamente) y le añadiremos un litro de leche a temperatura ambiente (que no esté caliente). Recomendamos contar con leche entera.
Es importante que no llenemos el bote por completo, sino que haya dos dedos de distancia desde la leche hasta la tapa. Esto se debe a que el kéfir, al ser un organismo vivo, va creciendo de tamaño a medida que se “come” la leche”, y no queremos que el bote rebose.
En el caso de que queramos producir menos cantidad de kéfir, podemos alterar la cantidad de los ingredientes siempre y cuando mantengamos la misma proporción. Por ejemplo, para medio litro de leche: tendremos que utilizar una cucharada y media de gránulos de kéfir.
Cerramos el bote y lo cubrimos con un paño para que los rayos de luz no incidan directamente sobre él. Podemos guardarlo en un armario oscuro, nunca en el frigorífico ya que tiene que estar a temperatura ambiente.
Dejamos reposar, a temperatura ambiente, como mínimo un tiempo de 24 horas.
Ten en cuenta que cuánto más tiempo dejes reposar el kéfir en la leche, más ácido será el yogurt que obtendrás. Por ejemplo, con un reposo de 24 horas obtendremos un kéfir suave, con propiedades laxantes. Sin embargo, si lo dejamos de 36 horas en adelante, el kéfir será más ácido con un efecto astringente.
Durante el reposo, el kéfir irá fermentando la leche, por lo que verás cómo se irá desprendiendo de él un líquido amarillento que es el suero.
Por último, cuando haya trascurrido el tiempo de reposo deseado, abriremos el tarro y colaremos todo el contenido del bote sobre un bol con ayuda de un colador.
La parte filtrada, es decir, la que traspase el colador y caiga en el bol será nuestro yogurt de kéfir o leche kefirada, que será la que podamos degustar.
Mientras tanto, el hongo kéfir que quede encima del colador, lo reservamos para continuar produciendo más yogurt.
Nosotros lo consumimos de un día para otro, por lo que siempre lo dejamos en reposo 24 horas y repetimos el procedimiento diariamente: echar el kéfir en un bote de vidrio, añadir la leche y dejar reposar en un lugar oscuro.
Si en lugar de kéfir de leche, quieres aprender cómo hacer kéfir de agua, el procedimiento es exactamente el mismo. Así que puedes copiar todas las explicaciones anteriores.
¿Cómo tomar kéfir?
Puede que la primera vez que pruebes el kéfir su sabor te resulte algo ácido. No te preocupes, este sabor es normal y no significa que esté malo.
Para contrarrestar el ácido del kéfir, puedes añadirle a tu yogurt otros componentes más dulces como alguna fruta (melocotón, fresas, manzana…), miel, membrillo o algún otro tipo de edulcorante.
¿Cómo conservar el kéfir en casa?
Como has visto anteriormente, nosotros preparamos kéfir de un día para otro, pero puede que tú no quieras hacerlo con tanta frecuencia, o no tengas tiempo para repetir el proceso diariamente.
Si este es tu caso no te preocupes, porque el kéfir se conserva perfectamente durante largos periodos de tiempo en el congelador. Simplemente deberás lavarlo bien e introducirlo en el congelador en un recipiente de plástico.
Cuando quieras volver a utilizar tu kéfir, sácalo del congelador, introdúcelo en leche y desecha el primer yogurt kéfir que obtengas. A partir del segundo kéfir el sabor será el mismo.
¿Te animas a probar el kéfir? Como has visto lo puedes hacer sencillamente en casa. Esperamos leer tus opiniones.
¡Buen provecho!
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