Si queremos hacer unas galletas decoradas con gradiente de color podemos optar por usar el aerógrafo, o bien por el método clásico, mezclando icing en varias tonalidades, como hice yo en estos cactus.
Para hacer los colores, puse varios boles con icing blanco y a cada uno le añadí una cantidad creciente de icing coloreado. En este caso concreto de mis cactus, tenía azul, rosa y amarillo sobrantes de otras galletas que acababa de terminar. Al primer bol le puse sólo dos gotas, al siguiente 3, luego 4, al otro 6… para lograr tonos que fuesen desde el blanco hasta el color más intenso.
Lograr un acabado bonito de los colores y que no se note el corte entre dos tonos requiere dos cosas:
-Dejar el icing menos espeso de lo que solemos para rellenar; se trata de un icing bastante líquido, que nos permite mezclar con facilidad los colores.
-Delimitar bien con icing de delineado la zona que vamos a decorar. Como el icing de relleno está bastante líquido es imprescindible hacer esto para que no chorree por los bordes de la galleta.
Simplemente iremos rellenando por orden de más claro a más oscuro, y mezclando con un punzón donde se tocan dos colores para que queden integrados.
Aunque la calidad de este gif no sea la ideal, sirve para hacerse una idea de la técnica.
Como mis cactus eran un regalo para mis hijas les puse unos pocos sprinkles a modo de espinas. Seleccioné unos cuantos nonpareils de los colores que quería y los pegué cuidadosamente con piping gel con ayuda de unas pincitas. El piping gel los pega fenomenal, pero no es la única manera; puedes leer más sobre pegar adornos en este tutorial.
Y aunque no me guste hacer publicidad de cosas que no he hecho yo, no me puedo resistir a contar que las bandejitas coloreadas son de Tiger. Es que no pueden quedar más ideales con los cactus.
Los próximos que haga serán bien diferentes; sin bolitas de azúcar y para mi hermana M, la loca de los cactus. Para que se los coma bien a gusto en su cactusera terraza.