Es mejor siempre comprar marisco fresco pero hay una clara tendencia al congelado porque dura mucho más, en este caso es apto porque no pierde sus nutrientes. Antes de prepararlo debemos mirar cuánto tiempo puede estar en la nevera y consumirse de inmediato. En caso contrario, se recomienda congelarlo, excepto ciertos mariscos, como el centollo que es preferible que se cuezan antes y luego se congelen.
Los mariscos como las gambas, es mejor congelarlos, y posteriormente, a la hora de comerlo hervirlos hasta que floten y ello querrá decir que ya están cocidos. Pueden cocinarse de distintas maneras, desde a la plancha, al horno, a la cazuela… otros tipos de marisco, como pueden ser la centolla o la cigala, que suelen ser más grandes, tendrán un tipo de cocción distinto. Es mejor asegurarse antes de lo que corresponda a cada marisco para que se cocinen al punto y no estén crudos. Algunas personas, sobre todo los más puristas del marisco, como en altos restaurantes, suelen cocinar este tipo de marisco al fuego estando vivos.
Las especias y otros dan mucho sabor a los mariscos, de manera que se pueden añadir mientras los estamos cocinando. En especial los limones potencian mucho su sabor. También se recomienda que cuando se sirva el marisco, se humedezca para dar brillo.
Es evidente que cada marisco es distinto, y por tanto precisará de unos tiempos de cocción específicos y de diferentes formas de cocinarlos. Por ejemplo si vamos a hacer una mariscada, que suele llevar varios ingredientes, deberemos tener en cuenta antes cuántos comensales van a degustar este plato. Los pequeños mariscos suelen tener un tiempo de cocción muy corto, y en los grandes el tiempo es más lento. En cualquier caso es recomendable cocerlos con agua de mar ya que esta contiene la salinidad perfecta para su cocción.