Creo que los postres con fruta son los mejores. Más saludables, y en ocasiones, con muy poquitas calorías. Siempre se pueden hacer versiones light, sustituyendo azúcares por edulcorantes y rebajando el nivel de lípidos. En este caso, no hay grasas... Lo que sí tenemos es un postre súper rico y ligero. ¡Vamos con la receta!
INGREDIENTES:
500 gr de pulpa de manzana en trozos (la manzana pelada y sin semillas)
300 ml de agua
zumo de 1/2 limón
3 cucharadas de azúcar (opcional)
1 vaina de vainilla o 1 rama de canela
ELABORACIÓN:
1. Pon una olla al fuego con el agua, el azúcar y la vainilla cortada a lo largo por la mitad. Si las manzanas son muy dulces puedes eliminar el azúcar o echar menos cantidad. Otra opción es sustituir este ingrediente por algún edulcorante líquido sin calorías, que añadiríamos justo antes de tomar la compota y no durante su elaboración.
2. Agrega las manzanas troceadas (sin piel, ni semillas) y rociadas con el zumo de limón. Deja que el conjunto hierva a fuego moderado- bajo. De vez en cuando, vigila que el líquido no se consuma en exceso. Si es necesario añade un poco más de agua.
3. Cuando las manzanas estén bien cocidas (observarás que están algo deshechas) retira la compota del fuego y quita la vainilla. La compota puede consumirse así, con tropezones, o bien pasarla por la batidora para obtener una textura más ligera.
4. Sirve la compota templada o fría. Guárdala en la nevera y vuelve a calentarla si lo deseas.
CONSEJOS:
Puedes utilizar las manzanas menos sabrosas, o bien más amargas, para hacer este postre. Es una estupenda manera de aprovechar la fruta y por tanto de generar menor cantidad de desperdicios alimentarios.
Si las manzanas son bastante dulces no necesitarás añadir azúcar. Tendrás un postre delicioso apto para dietas bajas en calorías o de adelgazamiento.
Además de la vainilla o la rama de canela (si usas esta última no necesitas cortarla al medio) se puede emplear piel de cítricos para aromatizar la compota, ya sea de naranja o de limón. En ambos casos procura evitar en lo posible la parte blanca, pues es la que aporta sabor amargo.
Algunas personas prefieren no poner azúcar durante la elaboración, dejando libertad a cada comensal para añadir la cantidad que desee al momento de consumirla. De esta forma, el azúcar no queda tan disuelto ni integrado, pero el postre resulta igualmente sabroso.
Conserva la compota en la nevera de dos a tres días si no lleva azúcar, y hasta seis si lo lleva.
¡Buen provecho!
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