Las ganas.
De vivir, de soñar, de reír, de volver a empezar...
Las que nunca pensaste volver a sentir por las mismas cosas.
Las que una vez perdiste o simplemente dejaste escapar.
Lo que no sabía es que sólo estaban dormidas esperando a despertar.
Sólo hacían falta canciones nuevas, que cambiaran la banda sonora de los días.
Regalarse más tiempo, para quererse más, pero sobre todo, mejor.
Ganarle al miedo más batallas. Conocer otros rincones, ya sea de tu cuerpo, de lugares lejanos o de otras regiones...
Mirar más veces la luna. Bailar más noches y sonreír más días.
Bañarse en otras playas. Pisar otros caminos. Tomarse más cafés con uno mismo.
O cruzarse con alguien que con una mirada te haga volar con los pies en la tierra.
Esto hizo que abrieran los ojos.
Y como llama en las brasas, como la luz en el túnel, como agua en el desierto, las ganas me dieron otra oportunidad.
Y a tí, que me lees, gracias. Por cruzarte conmigo aquel día en mi camino.
Por mirarme con otros ojos. Por hacerme volar aún sin tener alas. Por hacerme reír con más motivos que nunca, o a veces incluso sin motivo.
Por compartir conmigo esta receta, y espero que muchas más. Por hacerme sentir, en pocas palabras, tan bonita y especial.
Receta original: Revista Cocina Fácil
Ingredientes:
1 lámina de masa de empanada
1 huevo
Tomates cherries
1/2 calabacín
1/2 trozo de queso feta
Albahaca
Orégano
Sal
Aceite de oliva
Elaboración:
Precalentamos el horno a 200º. Lavamos los tomates y el calabacín. Pelamos el calabacín y lo cortamos en medias lunas. Los tomates los partimos en cuatro y dejamos escurrir para que suelten el agua. Extendemos la masa. Si es cuadrada como fue mi caso, cogemos un plato grande, lo colocamos encima boca abajo y con la medida dibujamos un círculo en la masa para darle la forma redonda.
Una vez lo tengamos, hacemos un corte de cruz en el medio pero sin llegar a los extremos. Repetimos la operación pero esta vez hacemos dos más diagonales, de manera que nos quedan ocho triángulos, siempre sin llegar hasta los extremos, ya que los bordes serán en los que pongamos el relleno.
Colocamos en los extremos primero las láminas de calabacín, después los trozos de tomates siempre boca arriba, luego el queso desmenuzado, espolvoreamos albahaca y orégano, una pizca de sal y un chorrito de aceite. Ahora cogemos las puntas de los triángulos del centro y vamos cerrando, de forma que las puntas se unan con el borde exterior, presionando con los dedos para que se quede bien pegadas.
Una vez las tengamos, con el huevo batido pintamos la masa. Horneamos unos 25-30 minutos hasta que se dore. Apagamos el fuego pasado el tiempo y dejamos templar.