Hay varios lugares que van ligados a mi infancia y a momentos muy felices, uno de ellos es un pequeño y bonito pueblo, Turienzo de los Caballeros, de la comarca de la maragatería en la provincia de León. La familia de mi madre era de allí, y muchos veranos de mi niñez transcurrían entre sus nogales, sus campos y riachuelos.
He recordado el olor a tomillo que acompañaban los paseos por sus campos y las meriendas a base de pan de hogaza con miel de brezo que era la que se daba por allí, y he pensado ¿por qué no combinar esos dos recuerdos en una misma receta?
Ésta no deja de ser una crème brûleé, pero he preferido traducirla a mi manera, evocando el carácter adusto y sobrio de los castellanos leones no podía llamarla así... espero que no se moleste nadie.
Deliciosso es una empresa dedicada a productos delicatessen totalmente artesanales que esta promoviendo una idea muy bonita, la de apadrinar cerezos, desde aquí os animo a que visitéis su página y os deleitaréis con el encanto de cada uno de sus artículos.
Trini ademas ha organizado un concurso tan deliciosso como el nombre de su web, no os lo perdáis, todavía estáis a tiempo de participar.
Ingredientes:
125 g. Miel de brezo Deliciosso
500 g. Nata (crema de leche) líquida 35% materia grasa
6 Yemas preferiblemente de huevos de corral
3 Ramas de tomillo
Azúcar para espolvorear y quemar
Elaboración:
Ponemos la nata (crema de leche) en un cazo y llevamos al fuego. Justo en el momento que empiece a hervir, retiramos y añadimos las ramas de tomillo, tapamos y dejamos infusionar durante 15 minutos.
Encendemos el horno a 150º y metemos dentro un recipiente con agua. Mientras batimos las yemas, como ya he comentado, preferiblemente de huevos de corral.
Pasado ese tiempo, añadimos la miel a la nata (crema de leche) y volvemos a acercar al fuego lo justo para que se disuelva bien, pero sin que llegue a hervir en ningún momento.
Volcamos la nata (crema de leche) poco a poco sobre las yemas sin parar de remover y colamos para retirar el tomillo y algún grumo que pudiera haber.
Vertemos la mezcla sobre los moldes elegidos, en mi caso sobre tazas y cuencos, y horneamos al baño Maria a 150º durante 25 minutos aproximadamente. Sacamos y dejamos enfriar unas horas.
En el momento de servir, espolvoreamos con azúcar la superficie y quemamos con un soplete o quemador.