Para este reto vamos a preparar unas croquetas de roquefort con una vinagreta de frambuesas que es ideal para acompañarlas.
Es un plato que sirve tanto como entrante o aperitivo como plato principal o acompañamiento.
¿Nos ponemos manos a la obra? Pues para ello vamos a necesitar los siguientes ingredientes:
Para la masa de las croquetas:
100 g de harina
100 g de mantequilla
1 l de leche
200 g de queso roquefort
Para el rebozado:
harina
huevos
pan rallado
Para freír:
aceite de girasol
Para la salsa vinagreta de frambuesa:
6 cucharadas de mermelada de frambuesa
3 cucharadas de vinagre de manzana sin filtrar bio
Podemos utilizar harina sin gluten para que los celiacos puedan disfrutar de este plato.
Preparación:
Lo primero que vamos a hacer es la bechamel, para ello, tamizamos la harina. Templamos la leche para que a la hora de hacer la bechamel no salgan grumos. Troceamos el queso y reservamos.
Ponemos un cazo al fuego y añadimos la mantequilla. Cuando la mantequilla esté derretida, añadimos la harina y removemos bien con una varillas hasta que se forme un roux. Doramos un poco y, a continuación, vamos a ir añadiendo la leche poco a poco y sin dejar de remover con las varillas, para que todo se mezcle bien. Agregamos el queso y seguimos removiendo hasta conseguir la consistencia deseada. Apartamos del fuego y vertemos en un bol, tapamos con papel film hasta que toque la masa y la metemos en la nevera hasta que enfríe.
La bechamel es unas de esas masas versátiles que se hacen a fuego lento y necesita tiempo para que luego nos deleite con su aroma y sabor. Cuanto más tiempo dejemos reposar la masa, más se asentarán los sabores.
Mientras la masa se está enfriando, es el momento de ponernos con la salsa vinagreta. Colocamos la mermelada en un bol y añadimos el vinagre. Mezclamos hasta conseguir una salsa aromática y deliciosa. Reservamos en la nevera hasta su utilización. Yo la suelo verter en un bote con tapa. A la hora de servirla la vierto en un bol de presentación.
Una vez que la masa esté fría nos ponemos manos a hacer las croquetas. Lo primero que vamos a hacer es preparar una sartén o parisien con abundante aceite de girasol. Colocamos papel de cocina sobre un plato grande o bandeja. Cascamos unos huevos, los ponemos un plato hondo o bol y los batimos. En otro plato o bol ponemos harina y en un tercero, pan rallado.
El pan rallado que suelo utilizar en casa es pan duro que suelo triturar con ayuda de un procesador de alimentos. Como digo siempre, en mi casa intentamos no tirar nada.
Sacamos la bechamel de la nevera, le quitamos el papel film y comenzamos a hacer las croquetas.
A nosotros nos gustan pequeñas, así que cojo una cuchara medidora que me ayude a que todas las croquetas sean del mismo tamaño.
Un truco para que la masa no se nos pegue a las manos, a la hora de darle forma redonda a las croquetas, es mojarnos las palmas de las manos con agua fría. Yo suelo preparar un bol con agua para ello.
Ahora, pasamos las bolas por la harina, luego por el huevo y, por último, por el pan rallado.
A continuación, las freímos y, una vez estén doradas, las sacamos de la sartén y las colocamos sobre el papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
Presentación:
Servimos las croquetas en un plato de presentación, colocándolas en línea. Decoramos con unas hojitas de perejil y las acompañamos de la salsa vinagreta de frambuesa.
Como nos encanta el queso, acompañamos a estas croquetas con una cuña de queso roquefort que colocamos en un plato, por si queremos añadirles un poco más de sabor.
Las croquetas son uno de esos platos versátiles de cocina de aprovechamiento, que les gustan tanto a los más pequeños de la casa como a los no tan niños.
¿Cuáles son tus croquetas favoritas? ¿Has probado éstas? Te aseguro que cuando las pruebes será toda una sorpresa para tu paladar.
Bon appétit!