Ingredientes:
2 Hojas de masa de hojaldre refrigerada o congelada.
1 bote pequeño de guindas (utilicé solo la mitad)
2 Rodajas de piña confitada (las tenía por casa, para aprovecharlas)
1 bote de leche condensada.
Azúcar glasé para espolvorear
Preparación:
Extendemos una de las placas de hojaldre refrigerado y la untamos de leche condensada con ayuda de un pincel.
Troceamos las guindas y la piña confitada en dados muy pequeños y los repartimos bien por todo el hojaldre.
Colocamos la otra plancha de hojaldre encima de la que acabamos de rellenar con la fruta confitada. Presionamos suavemente los bordes para que se peguen con la leche condensada.
Con un molde de galletas cuadrado, vamos cortando los cuadraditos y los depositamos sobre una bandeja de horno que habremos forrado con papel vegetal previamente. Los separamos entre sí para evitar que se peguen, pues luego se hincharán y aumentarán de tamaño.
Precalentamos el horno a 200ºC. Cuando hayamos cortado todos los cuadrados, los meteremos en el horno unos 10 a 12 minutos, o hasta que veamos que se han hinchado y están cocidos. Normalmente el hojaldre, se pinta con huevo batido por encima para que coja color dorado, pero yo en esta ocasión no lo he hecho, porque quería que quedasen blanquitos por arriba, porque los iba a espolvorear con azúcar glasé.
Cuando estén cocidos los sacamos del horno y los colocamos con mucho cuidado en una rejilla para que se enfríen por completo. Antes de servir, espolvoreamos con ayuda de un colador un poco de azúcar glasé. ¡Y ya están listos para degustar!
Espero que os agraden estos dulces bocaditos ideales para acompañar un café y disfrutar de una agradable sobremesa en buena compañía.
Saludos
María José
¡Y no os olvidéis de poner un dulce en vuestra vida!