Otra de esas recetas, de puro vicio.
¿Quien me la ha hecho llegar?
Pues eso... la Meiga del Norte, que el día que se decida a sacar un libro, ¡ja!... lo peta.
(Y como quiera cobrar derechos, lo tengo claro)
Gracias, Tara. (Estoy vago, y puestos a pagar royalties, te copio hasta el texto :) )
¡Vamos con ella!.
Ingredientes:
250 gr. de harina
150 gr. de azúcar
1 cucharadita de impulsor (levadura química)
1/2 cucharadita de nuez moscada
1/4 cucharadita de canela
1 cucharadita de sal
150 ml. de buttermilk
2 huevos
2 cucharadas de aceite de oliva, suave
Para rebozar:
100 gr de azúcar
2 cucharadas de canela
Añadimos la harina, el azúcar, el polvo para hornear, la nuez moscada, la canela y la sal en un bol grande y batimos hasta que estén bien mezclados.
En otro recipiente aparte añadimos el suero de leche, los huevos y el aceite, batiendo juntos con un tenedor.
Precalentamos el horno a 180º. Engrasamos un molde para rosquillas con un poco de aceite y reservamos. Si no encontráis el molde, podéis hacerlos en cápsulas para magdalenas, o moldes para pastelitos.
Poco a poco vamos mezclando los ingredientes húmedos con los ingredientes secos. Usando una espátula de silicona, hasta que la harina empiece a desaparecer. Teniendo cuidado de no sobre-mezclar ya que esto hará que los donuts salgan duros y secos.
Ponemos una pequeña cantidad de la mezcla en cada una de las cavidades del molde. Sin llenar demasiado, ya que la masa crece bastante.
Horneamos los donuts durante unos 7-9 minutos.
Tan pronto como los donuts se doren ligeramente en la parte superior, retiramos del horno y desmoldamos. Mezclamos el azúcar restante con la canela en un bol y pasamos los donuts por la mezcla, hasta que queden bien cubiertos.
Dejamos que se terminen de enfriar sobre una rejilla.