Uno piensa que 2020 fue tan malo que 2021 no puede ser peor, pero mejor no tentar al destino que últimamente se las gasta a lo grande, así que crucemos los dedos para, al menos, quedarnos como estamos si la cosa no va a ir a mejor.
Para continuar os diré que soy perfectamente consciente de que es martes y desde que nació Lara el día que publico en el blog es el jueves.
Pero he decidido acabar y empezar el año rompiendo con mis tradiciones, a ver si así rompo con la racha de 2020.
A decir verdad no soy una persona supersticiosa, maniática sí, pero no soy de grandes supersticiones. Pero como 2020 ha venido a ponernos la vida patas arriba yo he decididio romper todos mis esquemas, al menos en estos días, y cambiar mis rutinas de final y principios de año.
Hasta ahora todos los 31 de diciembre publicaba una entrada para despedir el año en el blog y agradecer vuestra compañía. Este año se quedó preparada pero decidí que no iba a ver la luz, por eso de cambiar de aires.
También he cambiado la rutina (aunque sólo por esta semana) y he comenzado el año publicando un martes no sólo por el cambio de rutinas, a ver si la (mala) racha se rompe, sino porque no me daba la real gana de terminar las recetas navideñas en diciembre y quedarnos sin desayuno o merienda de Reyes.
Y con la cantinela de romper con todo, en lugar de traer un roscón me planto con el equivalente suizo, de nombre impronunciable, pero igualmente tentador y apetecible ¿no os parece?
Es que no me cabía en la cabeza un año sin dar la bienvenida a sus majestades de Oriente en el blog como se merecen.
Puesto que hemos vivido unas Navidades sin reuniones familiares como las de otros años, abrazos, besos, reencuentros, cenas de empresa o con amigos...no me conformaba con vivir una víspera de Reyes sin ilusión.
No tendremos cabalgatas (al menos al uso) pero la merienda de esta víspera o el desayuno de mañana tras la algarabía del despertar del día seis no nos la quita nadie.
Y puestos a cambiarlo todo hoy no traigo ninguna versión de nuestro tradicional roscón sino como os he adelantado os traigo este Pan de Reyes o Pastel de Epifanía típico de Suiza cuyo nombre ya he escrito una vez y me niego a repetir porque no soy siquiera capaz de intentar leerlo.
Acérrima defensora de nuestras tradiciones no puedo evitar mirar de reojo los dulces tradicionales de este día en otros países, como es el caso de la Galette de Rois francesa que traje hace unos años al blog.
Viajar por la gastronomía de otros países desde mi cocina es toda una tentación y esta maravilla estaba en mis pendientes desde hace unas cuantas navidades.
No me negaréis que esta forma tan bonita y redondita no llama la atención.
Es que entra por los ojos, y en realidad no es nada complicado de conseguir.
Y ya de paso van saliendo esas almendras fileteadas que mi señor esposo compró en cantidades industriales el pasado año para el roscón de calabaza.
El sabor y la textura recuerda mucho al roscón. Sólo le falta el agua de azahar, pero el resto de ingredientes son comunes en ambas elaboraciones.
Incluso en este pan se esconde una figura en una de las bolitas pequeñas (que yo no he escondido para evitar sustos con las niñas, y porque no me suelo acordar de estas cosas, seamos claros)
A pesar de la distancia es curioso ver cómo hay postres que tienen similitudes con los nuestros tradicionales (y viceversa)
Estoy bastante contenta con el resultado a pesar de que la masa no levó como debía. Me había pasado con otras masas y comenzaba a sospechar que no siempre iba a ser problema mío.
Cambié de levadura ¡y a pesar de que hacía más frío no he vuelto a tener problemas! Vaya por delante que no estaba caducada, pero los sobrecitos de ese paquete han dado problemas, así que los he dejado para focaccias y pizzas porque me da pena tirarlos.
No sé si os pasa, pero cuando algo no sale mal la culpa me la echo a mí sin valorar si algún ingrediente no estaba bien, y no fue hasta que el levado se complicó con varias masas que empecé a sospechar de la levadura.
Aún así no fue mal del todo la elaboración de este Pan de Reyes y quedó una miga tierna y esponjosa. Pasados tres o cuatro días estaba un poco más duro, nada que no solucione un poco de leche y la consabida capa de nocilla en medio de la masa de mi señor esposo.
En serio os digo que yo creo que esta marca tendría que ponerlo en plantilla, o colaborar con él como influencer o imagen porque seguramente haya pocas personas en el mundo con tanta pasión por esta crema.
También va muy bien tostarlo un poco y ponerle mermelada (sobre todo si es casera, obviamente)
Ya veis que alternativas no nos faltaron para dar buena cuenta de él ¡no quedaron ni las migas!
A Lara lo que más le gustó fue pellizcar las almendras ¡le encantan! pero yo soy una madre muy miedosa con el tema de los frutos secos y no suelo permitir que los coman, aunque estas laminadas se las permito porque me dan menos miedo (y es posible que debiera estar igualmente alerta)
Lo guardé bien envuelto en film transparente dentro del horno y se conservó con bastante dignidad.
Sólo guardo las masas en el frigorífico cuando llevan rellenos o cremas porque se ponen malas si no están en frío. Tengo la sospecha de que el frío no les gusta a las masas y tienen a endurecerse antes, pero vamos, que es una de mis teorías de andar por casa.
De todos modos si es para compartir no penséis que os va a durar mucho, y si no sois de contar calorías como yo ya os digo que caen un par de trozos así sin pensarlo.
Claro que un día es un día, las navidades están tocando a su fin, y la báscula nos espera el día 11 (por eso de no darnos disgustos a lo tonto y comenzar con los buenos propósitos un lunes, que es así como más llevadero)
Espero que os animéis con este pan suizo ¡no os va a defraudar! pero si sois más de roscones en el blog tenéis el de Ibán Yarza, el de chocolate y ron, este con aceite de oliva, el de calabaza y este con forma de corona de bolitas ¡Hay para todos los gustos!
Aunque estoy segura de que a un buen trozo nadie va a decirme que no esta mañana y vais a acompañarme en el desayuno o en la merienda (o cuando buenamente paséis por mi cocina que para eso está abierta siempre) ¿Verdad que no me equivoco?
Pues os dejo con la primera receta del año y con el deseo de que sus Majestades os dejen muchos regalos, pero sobre todo que nos traigan un año menos complicado que el que hemos dejado atrás.
Y recordad que la semana próxima regreso a publicar el jueves, como es costumbre en este rinconcito virtual.
Ingredientes:
* 550-570 gramos de harina de fuerza
* 250 ml de leche entera
* 50 gramos de mantequilla, margarina o manteca
* 100 gramos de azúcar
* 2 huevos
* 1 cucharadita de vainilla
* La ralladura de una naranja (en la receta era de limón pero no tenía en casa)
* 7 gramos de levadura seca de panadero
* 8 gramos de sal
Para decorar:
* Un huevo
* Almendra laminada
* Una almendra entera.
Elaboración:
1. En la cubeta de la panificadora ponemos todos los ingredientes (la mantequilla derretida y los huevos ligeramente batidos) y ponemos el programa de amasado (que en la panificadora de LIDL es el 7 y dura 15 minutos)
2. Cuando termine volvemos a amasar quince minutos más.
3. Una vez acabados los 30 minutos de amasado ponemos unas gotas de aceite en un bol amplio y lo pintamos bien, sacamos la masa, la hacemos una bola y la ponemos en el bol.
4. Cubrimos con film transparente y a continuación con un paño limpio y seco y dejamos en un lugar cálido para que leve doblando su volumen.
5. Una vez haya levado dividimos la masa en dos partes. Una de ellas de 600 gramos y el resto, de unos 400 aproximadamente la hacemos una bola y la colocamos en el centro de nuestra bandeja del horno sobre un papel para honear.
6. La masa de 600 gramos la dividimos en 8 porciones de 75 gramos, las hacemos bolitas y las distribuimos alrededor de la bola grande.
7. Tapamos con un paño limpio y dejamos levar de nuevo una hora aproximadamente.
8. Pintamos la masa con huevo batido y ponemos almendra laminada en la superficie.
9. Introducimos em el horno precalentado a 180ºC y horneamos durante 30-35 minutos.
Si comienza a dorarse mucho tapamos con papel de aluminio para que no se queme.
10. Sacamos y dejamos enfriar (al menos templar) sobre una rejilla
Como os he comentado antes lo he conservado a temperatura ambiente, envuelto en film y ha aguantado bastante bien.
Si la levadura que uséis no os juega una mala pasada, como la mía, seguramente os quede más esponjoso e igual aguante tierno más tiempo.
Puedo asegurar que el resultado merece el tiempo de atención que la receta requiere, que por otro lado, si tenéis panificadora o cualquier robot que amase el trabajo se simplifica bastante.
Para empezar bien el año retomo la buena costumbre de participar en el reto 1+/-100, desperdicio cero de mi amiga Marisa porque me ha venido genial para aprovechar esas almendras laminadas que se están haciendo eternas.
Espero que el inicio del año haya sido bueno. Que hayáis pasado unas bonitas Navidades a pesar de las circunstancias que vivimos. Y sobre todo que sigáis sanos y con ganas de seguir compartiendo buenas recetas y mejores ratitos.
Nos leemos la semana próxima ¡sed muy felices y que los Reyes Magos se porten muy bien con vosotros!
Manos a la masa y ¡bon appétit!