Nací en Cabra, aunque por el destino profesional de mi padre no pudimos vivir allí.
La gran familia de mi madre es egabrense y adoro, desde siempre, mi pequeña ciudad.
Íbamos los fines de semana a ver a los abuelos José y Sierra. Nos dábamos el paseo por el parque y lo disfrutábamos muchísimo...era especialmente agradable apreciar la sensación del fluir de la naturaleza en ese suelo humedecido por el riego mañanero. Sus inmensos árboles y su extensa vegetación me hacen comprender la atención tan extraordinaria que se le ha ido prestando en su continua evolución.
Foto tomada el 23 de noviembre de 2014 por José Repullo
Cabra tiene tantos rincones maravillosos que es imposible regresar a casa sin la intención de querer volver... y volver.
La Fuente del Río, con sus pequeñas cascadas de fresca agua, era el escenario de multitud de almuerzos familiares y de amigos. En sus merenderos, las mamás aportaban sus ricos platos cocinados muy de mañana y los paladeábamos con ese gusto a entrañable bienestar. Correteábamos e íbamos de un lado a otro entre risas y numerosos juegos que nos hacían parecer incansables.
Fuente: http://www.caminosdepasion.com/caminos-de-pasion
Cuando en verano llegaba el calor, era deber inexcusable ir a darnos un chapuzón al Parque Sindical, volvíamos algo "quemados" pero contentos de tener los arrestos de saltar desde el último trampolín. Este tenía una altura algo considerable para lo pequeños que éramos y nada...¡allá que íbamos uno detrás de otro!
Ni que decir tiene que siempre llevamos en el corazón a Nuestra Santísima Virgen de la Sierra, guía para un pueblo que se mira en ella. Es tanta la devoción que le tenemos que casi día a día su nombre pasa por la mente de todos. Recuerdo mirar desde su ermita y apreciar todo un mar de siluetas en el camino hasta llegar. A su romería acuden muchas personas y lo que se siente cuando se la mira de cerca es algo inexplicable.
Fuente: http://www.quetiempo.es/fotos/cabra/view-from-ermita-virgen-de-la-sierra_13177554.jpg
Cada ocho de septiembre celebrábamos el santo de la abuela e íbamos la familia en pleno a almorzar a "Fuente Las Piedras", nos servían un "conejo al ajillo" del que todavía guardo su aroma, textura y sabor...eran días inolvidables en los que nos contábamos cómo nos iba y veíamos a los primos y tíos que, en cada ocasión, volvían a Cabra desde Sabadell para pasar las fiestas.
Con esta entrada quiero hacer ver lo que siento por Cabra, es algo tan especial que el alma se me llena de alegría, de cierta nostalgia y de maravillosos recuerdos que me hacen feliz.
Ingredientes
1 conejo troceado
8-9 ajos
1 cebolla fresca
Unas ramitas de tomillo (opcional)
Pimienta en grano
2 hojas de laurel
Sal
200 ml de vino blanco
Unos 150 ml de aceite de oliva virgen extra
Unas 10 almendras fritas
Preparación
Prepara el conejo limpiándolo y dejándolo escurrir.
Mientras en una cazuela pon el aceite y fríe los ajos enteros, reserva en un plato.
Añade el conejo a la cazuela y fríe los trozos de conejo por todos lados hasta que estén doraditos, unos 20 minutos. Reserva en una fuente.
En ese mismo aceite fríe la cebolla troceada durante unos minutos.
Maja los ajos con un trozo de los higaditos fritos del conejo y sal.
Incorpora los trozos de conejo a la cazuela, el majado de ajos, el vino, el tomillo, el laurel, la pimienta en grano, sal y un poco de agua, hasta que lo cubra un poco.
Cocina durante unos 45 minutos o unos minutos más... hasta que esté tierno. Añade las almendras troceadas, remueve y sirve acompañado de patatas fritas.