Hoy en día podemos conseguir este dulce comprándolos en diferentes establecimientos (dependiendo de nuestra ciudad claro está) pero yo os aconsejo que probéis a prepararlas en casa, son muy fáciles de hacer y el resultado os sorprenderá como a mi, una maravilla.
200 gramos de nata (crema de leche)
200 gramos de almendra en granulada (no en polvo)
200 gramos de azúcar glas
40 gramos de harina
200 gramos de chocolate de cobertura con leche
20 gramos de manteca de cacao o mantequilla (opcional)
En primer lugar precalentamos el horno a 170ºC con calor arriba y abajo.
En una cazo echamos la nata (crema de leche) junto con el azúcar y removemos hasta que el azúcar se disuelva por completo.
A continuación ñadimos la almendra y la harina, y removemos sin parar hasta que todos los ingredientes estén completamente integrados y la crema haya espesado un poco. Dejamos reposar un poco la masa hasta que atempere.
Cubrimos la bandeja del horno con papel de horno y colocamos montoncitos de la mezcla del tamaño de una nuez aproximadamente. Debereis colocarlas bastantes separadas entre sí, ya que durante el horneado crecen y se expanden bastante.
Horneamos durante 8 minutos a 170º o hasta que estén doraditas. Tened cuidado que no se os tuesten mucho porque, aunque queden más bonitas, si la almendra se chamusca quedarán amargas
Una vez frías nos ponemos con la cobertura de chocolate, fundiendo el chocolate en una cazo a baño maría con un poco de mantequilla o manteca de cacao para que adquiera un poco de brillo.
Con un pincel de cocina o con una lengua Metaltex vamos untando una a una de chocolate, ya templado, sobre el revés de cada galleta (la parte que estaba sobre la bandeja) y dejamos sobre la rejilla hasta que se sequen y enfríen por completo. Me salieron alguna más de 20, pero todo dependerá del tamaño de cada una de ellas.
Y ya las tendremos listas para ¡¡¡COMEEEEERRR!!!