Ya estamos con el verano casi encima, y con una primavera de esas típicas: días calor, días frescos, lluvia de vez en cuando... Lo que sin duda nos pone en sintonía con el verano son las heladerías abiertas y esas ganas locas que nos entran de saborear un rico helado... de postre, de merienda, de cena, como excusa para refrescarnos...
Pero esta vez me he decidido a probar hacerlo en casa, y me ha encantado esta receta que seguro repetiré. Este helado de fresas al aroma de menta es simplemente delicioso. Te deja un sabor de boca tan, pero tan rico, que sinceramente, dan ganas de seguir dándole cucharadas (o soy yo nomás la golosa???)
Aún no tengo heladera (entiéndase, la máquina para hacer helados), pero seguro la compraré pronto, porque con este aparatito es mucho más fácil la preparación, y como me ha gustado esto de hacer los helados en casa, creo que el costo se puede amortizar en poco tiempo si a cambio de esa compra nos ahorramos en comprar los botes de helado... Y, con la seguridad, de que lo hecho en casa es más rico, más sano y más natural.
Y como a la temporada de fresas le queda poco tiempo, no he querido retrasar más este post y compartir esta riquísima receta que espero se animen a probar.
(Fuente: Revista Cocina Fácil Nº186)
Ingredientes:
- 300 g de fresas
- 2 ramitas de menta o hierbabuena
- 200 ml de nata (crema de leche) para montar (mínimo 35% materia grasa)
- 3 yemas de huevo
- 100 g de azúcar
- algunas fresas más para decorar
Preparación:
Lavar y secar las hojas de menta. En un cazo, colocar la nata (crema de leche) y añadir las hojas de menta y llevar a fuego lento. Antes de que empiece a hervir, retirarla del fuego y dejar enfriar en un recipiente tapado.
Una vez que ya se ha enfriado la nata (crema de leche), colarla, presionando bien sobre las hojas de menta para que desprendan todo su aroma. A continuación, enfriar la nata (crema de leche) en el frigorífico durante un mínimo de 30 minutos, según indica la receta original. Yo la he dejado en el frigo de un día para otro, porque entiendo que la nata (crema de leche) monta mejor si tiene al menos 24 horas de frío, así es que me he fiado de mí misma y no me ha fallado.
Pasado ese tiempo, montar la nata (crema de leche) ligeramente y reservar. [Si tenéis Thermomix, colocar la mariposa en las cuchillas y batir la nata (crema de leche) programando velocidad 3,5 sin programar tiempo y controlando hasta que la crema tome cuerpo y consistencia].
Aparte, lavar las fresas, quitarle los tallos y hojas, y triturarlas con una batidora o minipimer. [En Thermomix, programar 5 segundos/velocidad 5]. Si queréis dejarlas hechas puré, batir un poco más, pero yo he preferido dejar algunos trocitos de fresa, que me encanta encontrar dentro de un helado. Me da sensación de más naturalidad.
Por otro lado, con varillas o batidora eléctrica batir las yemas junto con el azúcar hasta que estén espumosas. Añadir a continuación las fresas trituradas y por último la nata (crema de leche) aromatizada. Remover con una cuchara o las varillas hasta integrar toda la preparación, y volcarla sobre un molde, preferentemente metálico, tapado con un film transparente.
Por último, llevar al congelador y, cada 30 minutos aproximadamente, remover el helado con un tenedor para romper los cristales de hielo y lograr ese rico helado cremoso. Este proceso deberemos repetirlo durante las primeras 2-3 horas de congelación. Después de ese tiempo, debemos dejar reposar el helado durante otras 3 horas más en el congelador (6 horas mínimo en total ). Si tenéis heladera, entonces no tenéis que estar revolviendo el helado mientras se congela. Directamente en la heladera y de ahí al congelador.
Sacar el helado del congelador un rato antes de servir y acompañar con algunas fresas frescas y unas ramitas de menta.
Eso sí, ya he comprado un kilo de fresas para congelar, que todavía queda mucho verano y este helado seguro vuelvo a hacerlo.
¡Qué tentación esta con los helados!!!!! Ya estoy buscando más recetas para probar... ¿alguna idea?
Espero que os haya gustado esta propuesta y me contéis qué os parecido.
Cariños,